Literatura LGTBI en la España rural por Jesús Barrio Caamaño

“Ahora, después de años de abusos, se empieza a señalar al acosador”

En 1990, la OMS dejó de considerar la homosexualidad una enfermedad. Aunque fundamental para que el respeto calase en la sociedad, las personas LGTBI continuaron (y continuamos) padeciendo las diferentes formas de opresión al colectivo. En su última novela, Jesús Barrio Caamaño nos conduce a esa década y al pueblo leonés de Sahagún para contar la historia de Nicolás «Nikki» Domínguez, desde que descubre su homosexualidad a los 13 y la historia sigue hasta 2016.

Jesús Barrio Caamaño en 2020

Jesús Barrio Caamaño en 2020 (foto: Adrián Paniagua).

¿Quién es Jesús Barrio Caamaño?

Natural de Santiago de Compostela (1989), Jesús Barrio Caamaño cuenta con el título de Interpretación (2012) por la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León y un Máster en Escritura Creativa (2016) por la Universidad de Sevilla.

En 2014, arrancó su carrera literaria con la obra de teatro El hombre que tú necesitas. Pasados 3 años, llegó la novela Dos peregrinos y, en septiembre de 2020, El club de los olvidados.

Ilustradora Sara Gumero y escritor Jesús Barrio Caamaño.

Jesús Barrio Caamaño con Sara Gumero, la la ilustradora de El club de los olvidados.

De esta nueva novela y otras cuestiones, charla conmigo en la siguiente conversación.

Entrevista a Jesús Barrio Caamaño

En primer lugar, para no asumir nada, ¿cuáles son tus pronombres?

Él/he.

¿Qué te ha llevado a situar El club de los olvidados en un pueblo de León?

En la vida real, yo pasé en Sahagún (León) mis años de instituto. Sahagún es, además, un lugar con mucho encanto, al menos para mí. Está situado justo en la mitad del Camino de Santiago francés.

Eso, sumado al tiempo que he pasado allí, hace que sea para mí un sitio inspirador a la hora de narrar una historia.

Iglesia de San Tirso en Sahagún, pueblo de adolescencia para Jesús Barrio Caamaño

La románico-mudéjar iglesia de San Tirso en Sahagún (foto: Wikimedia Commons).

¿Cómo fue tu adolescencia en Melgar de Arriba y Sahagún?

La primera palabra que me sale es “difícil”.

Evidentemente, hubo muchos momentos buenos también. Yo me refugiaba mucho en las cosas que me gustaban: el cine, la música, la radio…

Pero hubo momentos muy difíciles. Los 2 primeros años de instituto sufrí mucho bullying, y aunque, en un momento dado, la cosa frenó, siempre tuve la sensación de ser diferente y de no terminar de encajar.

Al igual que le pasa al protagonista de “El club de los olvidados”, yo también pensaba que quizá fuera más aceptado en una ciudad más grande.

¿Qué cambios de mentalidad percibes desde tu infancia-adolescencia hasta la actualidad?

Es curioso. Antes, insultar a un chico llamándole “maricón” estaba muy normalizado –por desgracia-. Ahora, después de años de abusos, se empieza a señalar al acosador, y se empiezan a condenar las actitudes homófobas. Pero queda muchísimo por hacer, desde luego.

¿A qué crees que se deben?

Como cuento en la novela, si ha habido avances, ha sido gracias a las luchas incansables de muchos activistas LGTBI. Me vienen a la mente Pedro Zerolo o Carla Antonelli, entre muchísimos otros.

La aprobación del matrimonio igualitario en España (2005) supuso un antes y un después muy positivo. A raíz de aquello, pienso que el colectivo empezó a tener algo más de visibilidad en cine, literatura, música… Y eso, por supuesto, también ayuda.

Manifestación Orgullo 2005 de Madrid en El club de los olvidados de Jesús Barrio Caamaño

La ilustración de Sara Gumero, sobre la manifestación del Orgullo LGTBI estatal de 2005, en El club de los olvidados de Jesús Barrio Caamaño.

De vuelta a El club de los olvidados, Sara resulta fundamental en la adolescencia de Nikki, ¿qué fue diferente en la vida de Sara para contar con una mentalidad más abierta?

Sara es una chica rebelde y moderna. Está acostumbrada a la vida en la ciudad, pero al inicio de la historia le toca irse a vivir al pueblo con sus abuelos, debido al divorcio de sus padres.

Allí coincide con Nikki y él se enamora de sus aires de libertad. Ella es más mayor, ha vivido un ambiente familiar difícil, lo que le ha hecho madurar de golpe y, además, es muy adelantada a su tiempo en muchos aspectos.

Sara representa a esas amigas aliadas de las personas LGTBI, que brindaron su apoyo al colectivo aún en las épocas más difíciles.

¿Cómo te has documentado para situar la novela una década antes de lo que tú viviste?

Tuve muchas charlas con amigas y conocidas que vivieron a tope aquellos años. Leí noticias de la época, vi algunos programas como “Rockopop”, películas españolas como “Antártida” o “Historias del Kronen”…

Pero es cierto que ya tenía mucho trabajo adelantado, porque los 90 siempre me han interesado como década y tenía ya muchos datos y referencias con las que jugar.

¿También has bebido de tu propia experiencia de infancia en los 90?

Así es. Yo nací en 1989, pero guardo muchos recuerdos de aquellos años. Los he combinado con los testimonios que tenía recopilados y he aprovechado todo eso para la novela.

¿Qué lecturas recomiendas para sumergirse en la historia LGTBI española de los 90?

Me viene a la mente la maravillosa obra de teatro “Caricias”, de Sergi Belbel, que fue llevada al cine por Ventura Pons. Hay unos cuantos personajes LGTBI en el texto y se ve de manera implícita que viven una época en la que todavía el tema es tabú.

Naím Thomas en Caricias de Ventura Pons

La famosa escena de Caricias (1997) entre Sergi López y Naím Thomas (foto: Filmin).

A lo largo de la trama, la acción se sitúa en diferentes ciudades (Madrid, Valladolid y Vigo), ¿cómo era la realidad de las personas LGTBI en las 2 últimas ciudades en los 90 y 2000?

En ambos casos, supongo que tanto Valladolid como Vigo se quedaban pequeñas en materia LGTBI en los 90 y principios de los 2000, y estoy seguro de que muchos miembros del colectivo se escaparon a Madrid o Barcelona en busca de una vida mejor y con más posibilidades.

Al menos, esa es la conclusión a la que llegué después de haber hablado con amigos de ambas ciudades, que compartieron conmigo sus recuerdos de aquellos años.

Valladolid en El club de los olvidados de Jesús Barrio Caamaño

La plaza de Portugalete (Valladolid), uno de los lugares que incluye El club de los olvidados de Jesús Barrio Caamaño (foto: Nacho Vegas).

¿Qué problemas enfrentan en la actualidad?

Vuelve a ocurrir lo mismo. Al final, las ciudades más grandes de España siguen siendo Madrid y Barcelona, y es lógico que haya más posibilidades de todo allí.

Ahora bien, quiero pensar que en la actualidad hay mucha más información y recursos para el colectivo LGTBI, y que en las ciudades menos grandes se pueden encontrar más apoyos que antes.

Considero que se han logrado muchas cosas en estos años, pero sigue quedando mucho por hacer en materia de igualdad y visibilidad. Las agresiones homófobas y la discriminación siguen a la orden del día, lamentablemente.

Valladolid de los 90 en El club de los olvidados de Jesús Barrio Caamaño con les personajes Nacho, Sara y Nikki

Nacho, Nikki y Sara en el Valladolid de los 90 (ilustración de Sara Gumero, procedente del libro El club de los olvidados de Jesús Barrio Caamaño).

A menudo, cuando se visibilizan los años de bullying, de represión…, el debate se diluye entre calificaciones de personas buenas y malas, la necesidad que tenemos de comprender a quienes nos hicieron daño… como activista LGTBI y víctima, ¿con qué vinculas que siempre se apele a la empatía de les oprimides para restar importancia a los actos de discriminación y odio?

Creo que hay que poner más énfasis en la importancia de la educación y la tolerancia. Perdonar es sanísimo, pero también es sano y muy necesario que todo aquel que haya sido partícipe de bullying –como agresor/a- sea consciente del daño que ha hecho y entienda que ese tipo de conductas jamás son aceptables.

No se puede esperar que el colectivo oprimido lo perdone todo, hay una enorme responsabilidad por la otra parte de entender los daños causados y sus consecuencias. De hecho, esta otra parte debe colaborar en la medida que pueda para que la historia no se siga repitiendo.

En septiembre de 2004, Jokin Ceberio se suicidó por el bullying que sufría en su instituto de Hondarribia (Guipúzcoa). También de 1989, como tú y yo, su muerte apareció en todos los informativos y se habló claramente del problema y sus consecuencias.
Jokin Ceberio se suicidó por el bullying que sufría

Suicidio por bullying de Jokin Ceberio (imagen: Universidad de Oviedo).

Como víctima de acoso, entonces, en los 90 y hasta 2007, a mí me afectó muchísimo, pero en mi colegio (Madrid) no supuso nada, ningún cambio, seguí sufriendo bullying LGTBIfóbico por parte del alumnado y algune que otre docente.
Obviamente, mi experiencia no es representativa de las personas LGTBI de Madrid ni de las grandes ciudades, pero te quiero preguntar si el suicidio de Jokin desencadenó algún tipo de mejoras en tu instituto y Sahagún.

Aquello fue terrible, ¡aún se me ponen los pelos de punta al leerlo!

Por desgracia, tengo que decir que en mi instituto tampoco hubo avances positivos, pese a que la desgarradora noticia invitara a todos a despertar y a poner límites a algunas cosas.

Eso sí, por dar una nota positiva, diré que años después, yo sí que he vuelto a mi antiguo instituto a dar charlas de información LGTBI, anti bullying y a favor de la tolerancia.

La orientadora del centro, Goyi Pascual, es una mujer maravillosa, y ella ha hecho mucho por la visibilidad del colectivo. Las veces que he estado allí, se me ha tratado genial por parte de profesores y alumnos. Aún queda esperanza, vaya.

Jesús Barrio Caamaño, sujetando orgulloso su novela El club de los olvidados

Jesús Barrio Caamaño, feliz con su novela El club de los olvidados (foto: Adrián Paniagua).

Todavía hoy en día, el mundo rural está muy invisibilizado y, aún más, la realidad de las personas LGTBI que allí viven, ¿qué consideras que debe cambiar para que se hable de ellas y, también, para que las diferencias entre la ciudad y el campo se reduzcan o desaparezcan?

Pues que siga habiendo charlas informativas –hay activistas maravillosos que pueden aportar muchísimo-, películas, libros y música… Cultura en la que el colectivo sea visible.

Y de cara a los institutos, nada de pins parentales ni ridiculeces que se le parezcan. Los adolescentes y sus padres deben conocer cómo es el mundo en el que viven, un mundo diverso.

En el mundo rural, es importante promover todo tipo de actividades inclusivas, para recordar que no somos invisibles, que nunca está de más.

¿Qué otras orientaciones sexuales e identidades de género aparecen en El club de los olvidados?

Encontramos lesbianas, gays y bisexuales. Algunos personajes tienen clara su orientación desde el inicio de la historia, otros tienen dudas o les falta el valor para reconocérselo a sí mismos. La vida misma.

En entornos activistas y, en general, en redes sociales, cada vez se emplea más el lenguaje inclusivo, ¿qué opinión te merece más allá de estos contextos?

Todo lo que suponga inclusión es bienvenido.

¿Ves factible en España publicar un libro en lenguaje inclusivo?

Sí. Quiero pensar que en la literatura hay espacio para todo tipo de propuestas, siempre que estas tengan buenas intenciones.

Además de tu trabajo la escritura y la actuación, también ejerces como DJ, ¿de qué manera interseccionan estas profesiones y qué caminos te ofrecen, desde el punto de vista de activismo LGTBI?

Para mí, la música es, ha sido y será siempre toda una aliada de nuestro colectivo, pues siempre ha dado luz aún en las épocas más feas… Mira el “I Will Survive” de la diosa Gloria Gaynor.

Me encanta pinchar… Ojalá pase esta pandemia pronto y pueda seguir aprendiendo como DJ y ofrecer algún fiestón pronto.

Jesús Barrio Caamaño es DJ Barrio

En su faceta de DJ, el nombre artístico de Jesús Barrio Caamaño es DJ Barrio (foto: su Instagram).

Por último, tras El club de los olvidados, ¿cuáles son tus planes literarios, actorales, musicales y activistas?

Estoy escribiendo una nueva novela, de la que aún no puedo contar nada. Pero sí que puedo adelantar que estoy muy emocionado con el proyecto, está siendo muy bonito hacer este viaje; era una historia que llevaba muchos años rondándome la cabeza.

Por supuestísimo, es completamente LGTBI y está llena de color.

Jesús Barrio Caamaño y El club de los olvidados

La visibilidad LGTBI de Jesús Barrio Caamaño, tanto en sus obras como en su vida cotidiana.

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