La arquitectura de Tokio en 20 estilos (parte I)
Han pendido de un hilo todo lo que llevamos de año, pero ya han comenzado los Juegos Olímpicos de Tokio 2020… en 2021. A propósito del acontecimiento y mediante los edificios más destacados de 20 estilos, realizamos una aproximación a la arquitectura de Tokio.
Dadas las dimensiones de la ciudad, descubriremos su arquitectura en artículos diferentes:
- El que nos ocupa (historia de Tokio, arquitectura tradicional, Gótico Colegial-Neogótico, Neobizantino, Neobarroco, arquitectura neoclásica, neorrenacentista, Beaux-Arts, Escuela de Chicago y arquitectura de letreros)
- La segunda parte (Expresionismo, Art Decó y Neo Art Decó)
- Tercero (estilos sorpresa )
- Cuarto y último (estilos sorpresa )
Historia de Tokio
Fundada en la Edad Media como la pequeña aldea de pescadores Edo, a la capital de Japón le han bastado poco más de 500 años para llegar a ser la mayor aglomeración urbana de la historia.
Si solo contamos con su término municipal, Tokio se sitúa entre las ciudades más pobladas del mundo. En concreto, alcanza les 13,96 millones de habitantes, lo que la convierte en la mayor urbe japonesa.
Eso sí, esta elevada cifra palidece en comparación con la población que vive en su área metropolitana: casi 38 millones (equivale al ≈83% de la población de toda España).
Debido a ello, Tokio encabeza la lista de las áreas metropolitanas globales, tanto en términos demográficos como económicos.
De aldea a centro burgués
En 1457, arrancaron las obras de construcción del Castillo de Edo, una fortificación para Uesugi Mochitomo. Tanto la fecha del nacimiento como de la muerte de Mochitomo se desconocen, pero sí se sabe que pertenecía al famoso clan samurái Ogigayatsu Uesugi.
Durante el Período Muromachi (1336-1573), diferentes integrantes de la familia gobernaron la región de Kantō (donde se encuentra Tokio). Así, Edo vivió su primera gran metamorfosis, puesto que en torno al castillo se levantaron distintos santuarios y torres.
Además, en este período, surgió una burguesía que situó Edo en las rutas de comercio.
No obstante, Edo floreció como gran ciudad en el siguiente período histórico, el de Momoyama o el que unificó Japón (1568-1603). Y es que, en 1590, Tokugawa Ieyasu (1543-1616), primer shōgun japonés (puede traducirse como dictador militar) estableció su residencia en el Castillo de Edo.
Fases de la transformación de Edo
Dado que el estado de la fortaleza distaba mucho de las comodidades para alguien de su rango, Ieyasu puso en marcha un plan de rehabilitación y expansión. Gracias al mismo, Edo entró en la primera de las 4 fases que la llevarían a convertirse en la ciudad más grande de la época.
Esta fase inicial arrancó en 1590, concluyó en 1602 e hizo de Edo el centro político del este japonés.
Período de Edo (1603-1868)
Segunda fase de transformación
Desde 1603 y hasta 1616, Edo alcanzó el estatus de capital política de Japón (la imperial y oficial siguió siendo Kioto). Como consecuencia, se aprobó un ambicioso plan urbano, cuya obra estrella fue el canal Dosan-bori.
Contaba con forma espiral (en el sentido de las agujas del reloj) y cumplía 3 funciones principales:
- Expandir la defensa del castillo
- Crear una ruta de transporte hacia la fortaleza
- Allanar el terreno a su alrededor y así convertirlo en extensas zonas residenciales y comerciales
De esta manera, Edo alcanzó los 43,9 kilómetros cuadrados de superficie. Así, superó ampliamente a Roma (14,6 km²) y Londres (9,2 km²).
Además, durante la segunda fase de transformación, se construyó la torre principal del castillo, cuya altura se elevaba hasta los 44,3 metros.
Tercera fase (1619-1632)
Al morir Ieyasu, le sucedió en el poder su tercer descendiente Tokugawa Hidetada (1579-1632).
Desde el punto de vista urbanístico, continuó con la construcción del canal Dosan-bori. Para ello, fue necesario modificar el curso del río Hira y retirar tierra de la región montañosa de Kanda-dai.
Con esa tierra, se rellenó el estuario al sureste del castillo, lo que facilitó que Edo también se extendiera en esa dirección. En concreto, la zona sureste más próxima a la fortaleza fue urbanizada con residencias para daimyolos (señores feudales). Por su parte, la más alejada fue ocupada por las viviendas de la clase plebeya.
En esta etapa, la torre principal fue trasladada y ampliada hasta los 44,8 metros de altura.
Cuarta fase (1633 a 1651)
Con el tercer shogun (Tokugawa Iemitsu, 1604-1651), el canal Dosan-bori quedó conectado con el río Sumida y Edo Minato (actual bahía de Tokio). Como consecuencia, rodeó la ciudad.
Como en la fase anterior, en esta, la torre principal fue modificada. En esta ocasión, se desconoce el dato exacto de su altura, pero sí se sabe que podía verse desde cualquier punto de Edo.
Por desgracia, el Gran fuego de Meireki (1657) se la llevó por delante, junto a 2/3 de la ciudad y 100.000 vidas. Nunca fue reconstruida, pero ello no le arrebató a Edo su título de población poderosa, puesto que la fuerza del shogun residía en el inmenso canal Dosan-bori.
Siglo XIX
Terremotos de Ansei
En los últimos años del Período de Edo, la ciudad fue parcialmente destruida por la fuerza de 3 terremotos:
- De Tōkai (23 de diciembre de 1854, noroeste de Edo), alcanzó los 8,4 grados y provocó un tsunami que mató a 2.000 personas
- El de Nankai (24 de diciembre de 1854, suroeste), igual en magnitud, también dio lugar a un tsunami que acabó con la vida de 3.000 personas
- De Ansei Edo (11 de noviembre de 1855, el epicentro se situó cerca del centro de Edo), llegó a los 7 grados de intensidad, desencadenó un tsunami de fuerza menor y la muerte de unas 10.000 personas
Los 3 temblores se conocen como los grandes terremotos de Ansei y son los primeros responsables de que, en la actualidad, lo tradicional sea considerado como un estilo anecdótico en la arquitectura de Tokio (como ya veremos, eso no es del todo cierto).
Entre el pasado y el futuro
Más de una década después, Japón estaba inmerso en una lucha de poder entre quienes querían la apertura a Occidente y quienes apostaban por mantenerse como en los siglos anteriores.
En 1860, este conflicto se hizo evidente con el asesinato del shogun Ii Naosuke por une samurái anti-apertura a Occidente.
A Naosuke le sucedió Tokugawa Yoshinobu. También a favor de modernizar Japón con la influencia de Occidente, desafió y quiso usurpar el poder del emperador.
Para ello, entró en contacto con el Segundo Imperio Francés (1852-1870), Rusia, el Imperio británico y Estados Unidos, países que contribuyeron a la renovación armamentística del ejército japonés.
No obstante, toda esa modernización no pudo con las fuerzas imperiales y, en 1867, Yoshinobu entregó su poder al emperador.
Restauración Meiji: Edo se convierte en Tokio
Con el exilio de Yoshinobu, en 1868, Edo cambió su nombre a Tokio, que significa “capital de este”. Pasado un año, el emperador Meiji se trasladó a esta ciudad y convirtió el Castillo de Edo en una residencia de rango imperial.
Pese a ello, Kioto siguió siendo la capital oficial de todo Japón.
Ya en los años 70, el sistema de organización feudal es derogado en favor de uno basado en prefecturas. Conforme pasa el tiempo, Tokio se expande y anexiona municipios de alrededor y, de hecho, ya en 1889, cuenta con 1,3 millones de habitantes.
El siglo XX: destrucciones y resurgimientos
Primera gran destrucción
Casi 70 años después de los grandes terremotos de Ansei, Tokio quedó devastada por el gran terremoto de Kantō (1 de septiembre de 1923). Tuvo una magnitud de 7,9 grados y su epicentro se ubicó en la isla Izu Ōshima (a unos 40 kilómetros de Tokio).
El temblor fue seguido por una oleada de incendios y, en total, murieron 105.385 personas. ¿Por qué se produjeron tantos fuegos? Porque el terremoto ocurrió al mediodía, cuando decenas de miles de japoneses cocinaban.
Lo peor, además, fue que algunos incendios mutaron en tormentas y tornados de fuego (causados por los vientos de un fuerte tifón), como el que arrasó Rikugun Honjo Hifukusho (centro de Tokio) y mató a unas 38.000 personas.
Con el caos, surgió el rumor de que les residentes procedentes de Corea estaban aprovechando el terremoto para incendiar y saquear la ciudad. Ello provocó el asesinato de entre 6.000 y 10.000 migrantes de ese país, así como de 700 de China (confundieron sus rasgos con los de Corea).
En medio de la confusión, la policía de Tokio y el Ejército Imperial mataron a la disidencia política.
Una nueva oportunidad para Tokio
El terremoto de 1923 fue interpretado como un castigo al “egocentrismo y degeneración moral” del pueblo japonés. En ello, se vio la oportunidad de reconstruir Tokio y, con ella, los valores japoneses.
Así, Gotō Shinpei puso en marcha un plan que convirtió la ciudad en un entramado de modernas carreteras, trenes, servicios públicos, parques y edificios públicos. Estos últimos se levantaron siguiendo unos estándares más estrictos que los de uso privado para acoger a las personas refugiadas en caso de hecatombe.
Segunda gran destrucción
Después de la tranquilidad de los años 30 y de que Tokio fuese declarada la única capital de Japón (Tōkyō-tento, 1941), el 18 de abril de 1942 la ciudad fue bombardeada por las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos.
De esta manera, fue la primera ciudad japonesa en ser bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Dicho bombardeo tuvo más carga moral que estratégica, puesto que no alteró la fuerza militar de Japón ni redujo la capacidad de destrucción del Eje Roma-Berlín-Tokio.
Sin embargo, en poco más de 2 años, la situación se tornó muy diferente. Y es que, en la recta final de la contienda, Tokio sufrió los bombardeos no nucleares más devastadores de la historia.
Además, en términos de víctimas inmediatas, el que sucedió del 9 al 10 de marzo de 1945 causó 105.000 víctimas, por lo que supera las 80.000 y 70.000 muertes en el acto que provocaron las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki.
Estas bombas no nucleares, llamadas bombas incendiarias, se componían de lejía, aceite de coco, gasolina y caucho. En total, desde el 17 de noviembre de 1944 hasta marzo de 1945, los bombardeos provocaron:
- La muerte de ≈130.000 personas
- El éxodo del 50% de la población de Tokio (en torno a 3,5 millones de civiles)
- La destrucción del 50% de la industria local y de 286.358 edificios
- 41 kilómetros cuadrados de la ciudad fueron reducidos a cenizas (≈25% de toda la urbe)
- Más de 1 millón de personas se quedaron sin hogar
Resurgimiento con arquitectura vanguardista
Los 6 años que siguieron a la rendición de Japón, Tokio funcionó como el centro de mandos con el que Estados Unidos administraba Japón. Tanto este país como las fuerzas de ocupación recortaron sistemáticamente el presupuesto para la reconstrucción de Tokio.
En este sentido, los fondos fueron empleados en la mejora de carreteras y otras vías de transporte.
Esta situación cambió en 1952. Entonces, libres de injerencias extranjeras, las autoridades japonesas centraron parte de su empeño en la reconstrucción de la capital, cuya primera prueba de fuego, a nivel internacional, fue albergar los Juegos Olímpicos de Verano en 1964.
Todo un éxito, demostró que Japón había cerrado las heridas de la guerra y volvía a formar parte de los países más desarrollados del mundo.
20 estilos a destacar en la arquitectura de Tokio
1 – Tradicional y estilo Corona Imperial
Palacio Imperial
Del Castillo de Edo no queda nada, aunque en su terreno se levanta el actual complejo del Palacio Imperial.
Aunque las bombas sobre Tokio son las responsables directas de la desaparición completa del palacio, en 1945, después de diferentes terremotos, incendios y ampliaciones, el aspecto que presentaba se parece más al actual que al castillo que engrandeció Edo.
Respecto a la aportación del complejo a la arquitectura de Tokio, los edificios/estructuras de más valor artístico son:
Torre de guardia Tatsumi-yagura
Torreón de guardia Fujimi-yagura
Puerta Sakurada
Museo Nacional de Tokio
Edificio Honkan
Obra de Jin Watanabe, este pabellón del museo sustituye al inicial de 1881 (se enmarcaba en la arquitectura indo-sarracena), destruido en el terremoto de 1923.
Inaugurado en 1938, reviste de estilo Corona Imperial (1919-1945) y Neoclasicismo una estructura de hormigón armado resistente, tanto a seísmos como a incendios.
Bien Cultural Importante de Japón desde 2001, la monumentalidad y tamaño del Edificio Honkan hacen de él una de las piezas más reseñables entre los ecos tradicionales de la arquitectura de Tokio.
Puerta de Kuromon
Templos budistas
Como demuestra la siguiente galería, es un mito que la arquitectura de Tokio sea solo contemporánea y de estilos futuristas. En este sentido, a día de hoy, la capital de Japón cuenta con más de 30 templos budistas pertenecientes al estilo arquitectónico tradicional.
De ellos, los más espectaculares son los siguientes:
Santuarios sintoístas
Al igual que con los templos anteriores, los santuarios sintoístas de Tokio también superan la treintena. De todos ellos, destacan los que aparecen a continuación:
Teatro Kabuki-za
En la arquitectura de Tokio, los teatros no ocupan una alta posición por criterios artísticos. Por supuesto, dentro de esta norma, existen excepciones y el Teatro Kabuki-za es una de ellas.
Se trata del principal de la ciudad para el tradicional drama kabuki y su historia se remonta a 1889. Entonces, todo el edificio reposaba sobre una estructura de madera, que no pudo sobrevivir a un incendio de octubre de 1921.
Al año siguiente, empezó la construcción de un nuevo Teatro Kabuki-za, diseñado por Shin’ichirō Okata y levantado con materiales ignífugos, pero vinculados con los estilos arquitectónicos tradicionales de Japón. No obstante, el fuego tras el terremoto de 1923 pilló las obras a la mitad y, de nuevo, la estructura ardió.
Re-inaugurado en 1924, recibió el impacto de diversas bombas en la Segunda Guerra Mundial. Un lustro después, respetando el proyecto de Okata, Isoya Yoshida se hizo cargo de los trabajos de reconstrucción.
Eso sí, a diferencia de otras piezas tradicionales de la arquitectura de Tokio, la agitada historia del Teatro Kabuki-za no termina en la posguerra. De hecho, en 2010, la estructura de 1950 fue demolida.
La razón de ello residía en serias dudas sobre su capacidad de aguantar terremotos. En esta ocasión, Kengo Kuma estuvo detrás de la enésima reconstrucción, que se dio por terminada en 2013.
Casa Kyu Asakura
Museo de Arquitectura al Aire Libre Edo-Tokio
Inaugurado en 1993, este museo repasa la arquitectura de Tokio mediante diferentes edificios/puertas trasladados a su parcela. Aquellos que muestran la arquitectura en estilo tradicional ascienden a 18.
De ellos, destacamos los siguientes:
Neogótico-Gótico Colegial
Pabellón Berry de la Universidad de Aoyama Gakuin
Segundo y último edificio Propiedad Cultural Tangible de la Universidad Aoyama Gakuin, se enmarca en el Gótico Colegial. Se trata de una variante del Neogótico, que despuntó con fuerza en Estados Unidos y Canadá desde finales del siglo XIX a principios del XX.
Su nombre viene de que esta reinterpretación del Gótico y Gótico tardío inglés (Estilo Tudor) fue empleada, sobre todo, en universidades e institutos de los países citados.
A lo largo de los años 20 del siglo XX, el Gótico Colegial se fundió con el Art Decó Zigzag Moderne y dio lugar al Neogótico Decó, que también dejó destacadas obras en la arquitectura de Tokio (lo veremos en el siguiente artículo de esta serie).
De vuelta al Pabellón Berry, se terminó en 1931. En un principio, funcionó como Facultad de Teología, pero, actualmente, alberga las oficinas administrativas de la universidad.
Campus Mita de la Universidad de Keio
Edificio de Investigación Este
Biblioteca (1912, Bien Cultural Importante)
Campus Shirokane de la Universidad Meiji Gakuin
Capilla Meiji Gakuin
Salón Conmemorativo Meiji Gakuin
De Neogótico-Tudor propio de los cottages y atribuido a HM Landis, el Salón Conmemorativo Meiji Gakuin data de 1890.
Universidad Rikkyo (1918)
Edificio de la Administración Corporativa (1926)
Neobizantino
Catedral de la Santa Resurrección
Esta preciosidad neobizantina de la arquitectura de Tokio es la principal catedral de la Iglesia ortodoxa en Japón. Diseñada por Josiah Conder, se levantó entre 1884 y 1891.
Al igual que otros edificios de Tokio, sufrió importantes daños durante el gran terremoto de Kantō, pero volvió a construirse respetando, lo máximo posible, el proyecto de Conder.
Mezquita de Tokio
Una evolución de la arquitectura bizantina es la otomana. Toma elementos de este estilo y los fusiona con otros propios del sultanato selyúcida (1037-1194) y de la arquitectura tradicional iraní.
Entre las obras más importantes, se encuentran las mezquitas Santa Sofía (año 537), de Süleymaniye (1557) y del Sultán Ahmed (1616) de Estambul.
Siglos después, al igual que con otros estilos (Gótico, Románico, Clásico, Mudéjar…), vivió un revival que también dejó su huella en la arquitectura de Tokio. En concreto, en la mezquita de la ciudad.
Como puede sobreentenderse por la foto anterior, el aspecto de la mezquita de Tokio ha variado con el tiempo. La primera, también neobizantina otomana, tuvo que demolerse en 1986, puesto que presentaba graves daños estructurales.
En su lugar, se erigió una nueva (también neo-otomana), diseñada por Hilmi Senalp y terminada en el año 2000. Su minarete, por cierto, alcanza los 41,48 metros de altura.
Neobarroco
Palacio de Akasaka (Tōgū)
También conocido como Palacio Geihinkan, ocupa la mayor parte del barrio Akasaka Goyochi (norte del distrito Akasaka).
Construido entre 1899 y 1909, su Neobarroco clasicista recuerda al Palacio Real de Madrid, Buckingham de Londres o al Belvedere de Viena. Totalmente diferente a cómo habían sido las residencias imperiales hasta la fecha, se optó por este diseño tan occidental por la importancia internacional que Japón estaba adquiriendo.
De esta manera, desde 1909 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, el palacio fue la residencia imperial oficial. Primero, de Taishō Tennō (reinó de 1912 a 1926) y, después, de Hirohito (1926-1947).
A partir de 1948 y hasta 1964, el palacio de Akasaka albergó distintas oficinas gubernamentales. Ya en 1968, arrancaron las obras para convertirlo en la Casa de Huéspedes del Estado (Geihinkan, en japonés), una función que desempeñó desde 1974.
Tesoro Nacional desde 2009, otro de los sobrenombres del palacio fue el de Tōgū (hasta 2019). En Japón, recibe esta denominación la residencia de les príncipes herederes. Por tanto, cualquier edificio puede ser Tōgū.
Museo Mitsubishi Ichigokan
El edificio actual es una réplica exacta del original que Josiah Conder diseñó en 1894. Desde 2010, además, alberga el Mitsubishi Ichigokan, un museo de obras de arte occidentales del siglo XIX.
Se llama Mitsubishi porque, en 1894, esta obra (de arquitectura neobarroca Reina Ana e influencia del Neorrenacentismo francés) acogía las oficinas de la conocida marca de coches Mitsubishi.
Edificio Ginko Kyokai
Obra de Matsui Kitaro, como el Museo Mitsubishi Ichigokan, se enmarca en el Neobarroco Reina Ana. Terminado en 1916, del edificio original solo quedan las fachadas principal y lateral, puesto que el resto fue demolido, en 1993, para integrarlo en un rascacielos de 88 metros de altura.
Estación de Tokio
Sin duda, esta es una de las obras maestras de la arquitectura de Tokio. Neobarroca clasicista de influencias indo-sarracenas en las cúpulas, la Estación de Tokio fue proyectada por Tatsuno Kingo e inaugurada en 1914.
Su historia se remonta a 1889, cuando un comité municipal decidió conectar Tokio con las líneas ferroviarias de Tōkaidō en Shinbashi y Nippon en Ueno.
Transcurridos 7 años, las cámaras de Representantes y Consejeros de Japón resolvieron que, para realizar esa conexión, se debía levantar una estación central, justo frente a los jardines del Palacio Imperial.
Sin embargo, la construcción de la Estación Central de Tokio tuvo que posponerse al estallar la Primera Guerra Sino-Japonesa (1894-1895) y la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905). En consecuencia, no fue hasta 1908 que comenzaron las obras.
Un historia accidentada
A raíz del bombardeo del 25 de mayo de 1945, quedaron destrozadas las cúpulas y el tercer piso de la estación. Debido a ello, aunque el edificio se reconstruyó en un año, perdió la tercera planta y la mayor parte de las cúpulas, que fueron sustituidas por techos angulares.
El lado al distrito de Yaesu también se reconstruyó tras la Segunda Guerra Mundial, pero esa parte no es la que ha llegado a nuestros días, puesto que, después de un incendio en 1949, se optó por promocionarle un aspecto diferente al original. En 1991, volvió a ser modificado.
Eso sí, no todo han sido pérdidas, ya que, en octubre de 2012, quedó reinaugurada la fachada a Marunouchi, tal y como se había diseñado 98 años atrás, con sus 2 grandes cúpulas laterales.
Antiguo edificio del Ministerio de Justicia
Conocido con el sobrenombre de Edificio de Ladrillos Rojos, este Bien Cultural Importante se sitúa en el distrito Kasumigaseki (barrio de Chiyoda). Fue proyectado por Hermann Ende (Prusia, 1829-Alemania, 1907) y Wilhelm Böckmann (Alemania, 1832-1902) y quedó inaugurado en 1895.
En el momento de su construcción, se consideró el edificio como la obra de estilo occidental más importante de toda la arquitectura de Tokio, así como la más representativa del período Meiji (1868-1912).
Aunque su aspecto evoque los tiempos del Barroco (finales del siglo XVII y gran parte del XVIII), como sucedió con infinidad de creaciones neobarrocas, neogóticas…, la estructura del antiguo Ministerio de Justicia japonés se levantó con acero.
Precisamente, emplear ese material resultó clave para que resistiera el terremoto de 1923. Sin embargo, no pudo con las bombas de 1945. Por eso, tuvo que ser reconstruido en 1950. Debido a ello, al igual que la Estación de Tokio, sufrió algunas modificaciones, que fueron subsanadas en el año 2001.
De hecho, esa restauración se llevó a cabo cuando el edificio dejó de albergar las oficinas del Ministerio de Justicia (1990). En la actualidad, acoge el Instituto de Investigación y Capacitación del Ministerio de Justicia, la Biblioteca del mismo y el Museo del Ministerio de Justicia.
Banco de Japón
Creado en 1882, el Banco de Japón tiene su sede en el edificio del mismo nombre en Nihonbashi Mainoucho (barrio de Chūō-ku). Esta se inauguró en 1896 y, como el Palacio de Asakusa, pertenece a la arquitectura neobarroca clasicista.
Su autoría corresponde a Tatsuno Kingo y fue su primera obra diseñada en estilo occidental. Desde 1974, engrosa la lista de Bienes Culturales Importantes de Japón.
Anexos de la oficina central del Banco de Japón
En la línea del diseño neobarroco de Tatsuno Kingo, en 1935 y 1938, Uheiji Nagano se encargó de proyectar 2 edificios anexos para el Banco de Japón.
Situados a la izquierda (según la foto anterior), solo se diferencian del de Kingo en la planta y la cubierta (también verdes, sus faldones cuentan con menor pendiente).
Neoclásico en la arquitectura de Tokio
Pabellón en memoria de Majima en la Universidad de Aoyama Gakuin
El gran terremoto de 1923 destruyó parte de la Universidad de Aoyama Gakuin, biblioteca incluida. Por eso, en 1929, esta universidad privada (fundada por la Iglesia Metodista Episcopal en 1874) inauguraba el pabellón actual que, más allá de su denominación, funciona como biblioteca central.
Inspirada en los templos romanos, la fachada principal cuenta con columnas corintias, elementos que pueden interpretarse como una forma de representar los tradicionales valores cristianos que la universidad transmite a su alumnado.
Antigua catedral de San José
La antigua catedral de San José se encuentra en el distrito Tsukiji (barrio de Chūō), a pocos metros de la estación del mismo nombre. Primera iglesia de Tokio (el edificio original se levantó en 1874), la obra actual estuvo terminada en 1927, ya que el terremoto de 1923 destruyó la inicial.
Beaux-Arts
Este estilo puede considerarse un subtipo de arquitectura neoclásica. En concreto, a la francesa o recargado, pero su importancia y alcance internacional lo hacen merecedor de la categoría de tipo de arquitectura.
Además de Neoclásico, el Beaux-Arts se dejó influir por el Gótico y el estilo renacentista, al mismo tiempo que incorporaba ornamentos de hierro y vidrio.
Residencia Iwasaki Hisaya
Entre la arquitectura Beaux-Arts, la versión estadounidense-colonial de la del tipo Segundo Imperio y la Italianizante, se mueve la residencia Iwasaki Hisaya. Lleva por nombre Iwasaki Hisaya porque, precisamente, fue mandada construir por la familia Iwasaki (fundadora de Mitsubishi).
Aunque esta mansión de 1896 es el edificio más vistoso, esta parada obligada al recorrer la arquitectura de Tokio consta de otros 2 edificios:
- Casa de billar, obra de Josiah Conder y de aspecto similar a las casas de montaña suizas
- Una vivienda en estilo japonés, atribuida a Kijiro Okawa
En el pasado, además, en la parcela, se llegaron a levantar 20 construcciones. La mayor parte se perdió a finales de la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, en los años 50.
Entonces, el Departamento de Justicia japonés derribó casi todos los edificios y redujo el tamaño de la parcela a menos de la mitad (de 49.500 m² pasó a unos 17.000).
De vuelta al que nos ocupa, fue proyectado por Josiah Conder y se salvó de la desaparición porque en 1961 fue declarado Activo Cultural Importante. En 1999, la protección se extendió al resto del complejo.
Museo Conmemorativo de Mitsui
Propiedad Cultural Importante, el edificio principal del grupo empresarial Mitsui fue diseñado por el estudio Trowbridge & Livingston (la Bolsa o el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York).
Data de 1929 y, desde 2005, alberga el Museo Conmemorativo de Mitsui, que expone más de 4000 antigüedades orientales, propiedad de la familia Mitsui.
Templo Tsukiji Hongan-ji
Ciertamente, puede decirse que el templo Tsukiji Hongan no presenta un estilo definido, sino una enrevesada arquitectura neoclásica y pseudo indo-sarracena.
El caso es que su diseño se asemeja, lejanamente, al del Grand Palais parisino y, por este motivo, metemos el Tsukiji Hongan en un tardío Beaux-Arts.
Levantado entre 1931 y 1934, sustituye al que se perdió durante el incendio posterior al terremoto de 1923. Obra de Itō Chūta, este templo budista, único en la arquitectura de Tokio, cuenta con el reconocimiento como Bien Cultural de Importancia Nacional.
Neo-Renacimiento francés
Château Restaurant Joel Robuchon (2003)
Otra cosa no, pero sorprendente la arquitectura de Tokio es un rato. De lejos, parece una ciudad repleta de modernos rascacielos, salpicada de pagodas y otros edificios en altura.
Al recorrer sus calles, no obstante, nos podemos encontrar Neoclásico, Neobarroco o un palacio que parece rescatado del Renacimiento francés.
Como puede apreciarse, esta construcción del Yebisu Garden Place ni siquiera es arquitectura Châteauesque (reinterpretación moderna de los castillos del Loira), sino una perfecta imitación de los châteaus renacentistas.
De hecho, bien podría haberse levantado en el Loira durante el siglo XVI y haberse trasladado, piedra a piedra, hasta Tokio en el XXI.
Escuela de Chicago o Estilo Comercial
Cuando se habla de Escuela de Chicago, se entiende a pensar en los primeros rascacielos de esta ciudad o de Nueva York. En concreto, se piensa en edificios de este tipo:
Y, sí, esta pareja de rascacielos se enmarca en la Escuela de Chicago, pero es que el estilo, cuya existencia como estilo ha sido cuestionada, se manifestó de diferentes maneras en los más de 40 años que estuvo vigente.
En general, las características de los edificios de la Escuela de Chicago son:
- Estructuras de acero
- Mayor altura de la habitual hasta el momento (> 7-8 pisos)
- Revestimientos de mampostería
- Grandes ventanales, agrupados en columnas
- Ornamentación justa y necesaria
Conforme pasaban los años, entraron en escena otros elementos procedentes del Neoclásico, Beaux-Arts, Châteauesque, Neogótico y, en el tramo final, Art Decó Zigzag Moderne.
Dicho esto, entre la arquitectura de Tokio, la Escuela de Chicago hizo acto de presencia en forma de:
Edificio Marunouchi Yaesu (1928)
Ahora renombrado como Edificio Marunouchi Park, hasta 2006, contaba con 8 plantas. Ese año fue derribado y, parcialmente, reconstruido en forma de rascacielos.
El resultado, aunque evidencia la mutilación sufrida, funciona, como sucede en otras actuaciones similares en edificios de la zona.
Edificio Nisshokan (1928)
Edificio Yonei (1930)
Edificio Meidi-ya Kyobashi (1933)
Se trata de la construcción privada y estación de metro integrada más antigua de todo Tokio. Diseñado por Sone Tatsuzō, como otros edificios de la época, está reconocido como Propiedad Cultural Tangible.
Edificio Maruishi (1933)
Kan Meiji Seimei (1934)
De aspecto similar al Museo Conmemorativo de Mitsui, fue proyectado por Shinichiro Okada. De estilo Escuela de Chicago, presenta influencias de la arquitectura Beaux-Arts.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el edificio pasó a manos de las Potencias Aliadas, pero, en 1956, Japón pudo recuperarlo. Poco más de 40 años después, en 1997, el Kan Meiji Seimei fue protegido como Bien Cultural Importante.
Edificio Terra Asios Aoyama (avenida Aoyama-dori)
Por el aspecto de los ladrillos, da la impresión de que este singular edificio de Tokio es “reciente”. La arquitectura Moderna engaña muchas veces y el aspecto “moderno-contemporáneo” puede tener casi 100 años.
En efecto, ese es el caso de este inmueble tokiota, fechado en 1988. Como puede apreciarse en la imagen bajo estas líneas, cuenta con mampostería en el bajo y las primeras 2 plantas (dispuesta de la forma habitual en los edificios de la Escuela de Chicago) y una fachada más sencilla a partir del tercer piso.
Todo ello convierte el Edificio Terra Asios Aoyama en un ejemplo de Neo-Escuela de Chicago.
Edificio Marunouchi Nomura (1995)
Como el Marunouchi Yaesu, Ginko Kyokai, el Mitsubishi Ichigokan u otros edificios de la arquitectura de Tokio que no han quedado tan bien, el Edificio Marunouchi Nomura ya no existe al 100%.
Rebautizado como Otemachi Nomura en 1994, originalmente, lo proyectó Koichi Sato. Se terminó en 1929 y medía en torno a 28 metros de altura. Al igual que el Nisshokan, se daba un aire al Auditorium de Chicago, así como al 35 East Wacker (1927) de la misma ciudad.
El nuevo rascacielos Otemachi Nomura quedó bien integrado en el Marunouchi Nomura. A nivel altura, este proyecto de la Taisei Corporation, pasó de los 28 a los 138 metros.
Torre DN 21
En su momento, lo que ahora se llama Torre DN 21 fueron 2 edificios:
- Uno de 7 plantas (Dai-ichi Life, 1938)
- Otro de 5 (Yurakucho del Banco Norinchukin, 1933, Hitoshi Watanabe y Yoshikazu Uchida)
El primero se enmarcaba y enmarca en el Neoclásico totalitario nazi y el Yurakucho, en cambio, en Beaux-Arts.
Cuando de 1989 a 1995, ambos se integraron y se les sumó una torre de 100 metros de altura, las 3 fachadas del Dai-ichi Life continuaron recordando a la arquitectura nazi (de hecho, en esas fachadas, el rascacielos recuerda sobremanera al Messe Berlin).
Por su parte, lo que era el Yurakucho (solo queda la fachada a la avenida Marunouchi Naka-Dori), desde entonces, es otro ejemplar Escuela de Chicago (influido por el estilo Beaux-Arts) para la arquitectura de Tokio.
Edificio en avenida Gaien nishi-dori
Arquitectura de Letreros
En el mismo Museo de Arquitectura al Aire Libre, se pueden encontrar distintos ejemplos de la arquitectura de Letreros. Como indica su nombre, se trata de un estilo hecho por y para convertir las fachadas en señales de “aquí hay un comercio”.
Este tipo de arquitectura surgió después del terremoto de 1923 y se aplicó sobre las machiyas (casas tradicionales de madera), cuyas celosías del primer piso y las grandes ventanas del segundo se cubrieron con cemento o engalanaron con ornamentos occidentales, sobre todo, Art Nouveau secesionista, Art Decó y Escuela de Chicago.
A continuación, aparecen recogidas diferentes machiyas de arquitectura de Letreros, tanto pertenecientes a la colección del citado Museo de Arquitectura de Tokio como otras desperdigadas por la ciudad:
Próximamente, más arquitectura de Tokio. En concreto, expresionista, Art Decó y Neo Art Decó 🙂