My Passenger de Trezor: infancia trans y Brutalismo corbusierano
“Durante los últimos años, he vivido un camino muy importante: el camino de mi felicidad”. Esta frase forma parte del discurso de Elsa Ramos (niña trans de 8 años) dio en la Asamblea de Extremadura el pasado 3 diciembre. Sus palabras podrían ser, a grandes rasgos, las de Cloe Aicart, cuya historia es el hilo conductor de My Passenger, la canción y vídeo que une a Trezor y la infancia trans.
Por cierto, Trezor es el nuevo proyecto musical de Way y Rob & Mürfila (a quien conocimos en 2004 con Loko y de la que sabíamos poco desde el lanzamiento de Terrífica, 2014, álbum presente en nuestra lista de las mejores canciones españolas de 2014), que estrenaba su primer tema, Hungry Vampires, en junio de este año.
La infancia trans sí existe
De manera similar a lo que hizo Monterrosa con Flores en el Parking (estrenada el 20 de noviembre, Día Internacional de la Memoria Trans), en el de los Derechos Humanos (10 de diciembre), Trezor ha lanzado el vídeo musical de My Passenger (dirigido por Lyona Ivanova).
Tanto el tema como el clip tienen como objetivo, según declaraciones del mismo grupo, proporcionar visibilizad a la infancia trans. Para ello, Trezor ha optado por contarnos la historia de Cloe Aicart, una niña trans de 8 años que, por el bullying, vivió con sufrimiento el descubrimiento de su identidad de género.
Eso sí, como Elsa Ramos, siempre contó con el apoyo y cariño de su familia, además de con la profesionalidad y respeto de su psicóloga Vicenta. Además, debido a que entre Trezor y la infancia trans el protagonismo es para les menores trans, en My Passenger, todo lo que se muestra gira en torno a Cloe.
Silenciada y mucho más invisibilizada
Dentro del colectivo LGTBI, las personas más discriminadas son las trans. Sufren violencia (física o verbal) al acudir al médico, rechazo familiar, su tasa de paro ronda el 80%, aún necesitan un diagnóstico que les patologiza, se les sigue llamando por su deadname…
En general, se suele olvidar que las siglas LGTBI se refieren a personas lesbianas, gais, trans, bisexuales e intersexuales, es decir, que están incluidas tanto la infancia como la adolescencia, edad adulta y tercera edad.
Sin embargo, se prefiere pasar de puntillas por la realidad de la infancia LGTBI, en general, y trans, en particular.
De hecho, como denunciaba, en 2014, María José Cubría (vicepresidenta de Chrysallis Aragón), a lo largo de la historia, millones de menores trans han guardado silencio sobre su verdadera identidad, puesto que, de una forma o de otra, desde que nacemos, entendemos que las realidades trans son un tabú.
Desde principios del siglo XXI, la infancia trans está peleando contra los prejuicios
Aunque el negacionismo sigue siendo uno de los principales escollos a los que se enfrentan todas las personas trans, según contaba Cubría, a partir de 2004 (en Holanda, Estados Unidos y, unos años después, España), la infancia trans ha empezado a manifestar firmemente su realidad.
La cuestión no ha quedado allí, dado que estes menores trans se han encontrado, en algunos casos, con familias que les escuchan, que pelean por sus derechos y su reconocimiento. Como consecuencia y, gracias también a personal sanitario responsable, ya se habla y se visibiliza la infancia trans.
No obstante, la mayor parte de las familias optan por invisibilizar la realidad de sus hijes trans, debido al miedo al qué dirán y multitud de prejuicios vinculados con creencias religiosas y socioculturales. Todo ello es transfobia.
En consecuencia, al negárseles su identidad, estes menores desarrollan diferentes trastornos y enfermedades, como ansiedad, depresión, desequilibrios alimentarios…
Lo peor es que, en multitud de ocasiones, tras pasar por diferentes consultas psiquiátricas, reciben diagnósticos de autismo, hiperactividad o trastornos de la conducta, cuando lo único que les ocurre es que su interior se está desmoronando ante la imposición de una identidad de género que no es la suya.
Situación de la infancia trans en España
Desde 2014, la situación de la infancia trans española ha mejorado, pero esto no quiere decir que el texto de María José Cubría se haya quedado desfasado.
Por desgracia, a pesar de que el Parlamento del País Vasco haya eliminado la obligatoriedad del informe médico-psiquiátrico (junio de 2019) que patologizaba a las realidades trans y otros avances, como la sentencia del Tribunal Constitucional (agosto 2019) que permite cambiar el nombre del DNI a menores trans que demuestren “madurez y estabilidad en su transexualidad“, la infancia trans continúa amenazada, discriminada e invisibilizada por:
- Los pines parentales de Murcia y Andalucía
- El manifiesto homófobo y transfóbico del Partido Feminista
- Sigue sin aprobarse la Ley Estatal LGTBI (incluye una Ley Trans Estatal), que, por cierto, el PSOE excluyó de su último programa electoral
- La Ley 3/2007, que requiere diagnóstico de transexualidad, se mantiene vigente
- Las mismas palabras “madurez” y “estabilidad” del Tribunal Constitucional
- La eliminación, en Castilla y León, por parte del trío de la vergüenza, del protocolo del correcto trato a les alumnes trans en los colegios
Debido a todo ello, el discurso de Elsa Ramos y vídeos como My Passenger de Trezor y la infancia trans son sumamente necesarios.
Trezor y la infancia trans en My Passenger: un acierto tras otro
- Muestra lo terrible que es el bullying, que provoca soledad y que se pierdan las ganas de vivir. Ante esta afirmación de Cloe, la reacción de su madre es maravillosa: le abraza
- Evidencia el conflicto y lo duro que es el día a día cuando el sexo sentido (la identidad de género), el sexo asignado al nacer (según los genitales) y la expresión de género (en el caso de Cloe, vestida como niño) no coinciden
- Nadie de la familia de Cloe le regaña ni hace aspavientos por pintarse los labios o las uñas (sí que se preocupan, pero solo porque ella está sufriendo)
- Toda su familia, en lugar de decirle que no se pinte las uñas (para que nadie se meta con ella), se las pinta. Así le demuestran que el problema es de quienes consideran que ser diferente es motivo de burla.
- Quien te quiere, te quiere libre, es decir, te quiere por ser tú no a pesar de ser tú
- Los derechos de las personas trans son Derechos Humanos
El Unité d’Habitation barcelonés que muestra My Passenger
Por último, aunque lo más importante de My Passenger es el mensaje de los derechos de la infancia trans, no podemos terminar este artículo sin hablar de la zona de Barcelona donde se ha rodado el vídeo.
Como sucedía con M.I.A. de Cher Lloyd o el tinerfeño Bouvet de La Prohibida, desde el principio, queda claro que los edificios de My Passenger son brutalistas.
Además, aunque se ha perdido la identidad de su arquitecte, no estamos ante un conjunto brutalista más, sino ante el Residencial Plaça Cerda (1969).
De claras reminiscencias a los Unité d’Habitation de Le Corbusier en Marsella (1952), Nantes-Rezé (1955), Berlín (1958) y Firminy-Vert (1965), consta de 4 bloques de 48,02 metros de altura y un quinto, de 44,32 metros, con portales de los números 144 a 156 en Gran Vía de les Corts Catalanes.
Brutalismo racionalista: otra coincidencia entre Le Corbusier y Barcelona
Cuando Le Corbusier proyectó el Unité d’Habitation marsellés (1945) no lo hizo pensando que estaba originando un nuevo estilo para el Movimiento Moderno. De hecho, solo tenía en mente diseñar una obra en béton brut, es decir, en hormigón visto.
Por eso, aunque el Unité d’Habitation de Marsella se considera la construcción que inició el Brutalismo, precisamente, al ser la primera, mantiene los principios de depuración estilística del Racionalismo.Durante los años 50 a los 70, la arquitectura brutalista vivió su época de mayor apogeo y, aunque siguió rigiéndose por ideas racionalistas, introdujo más detalles en los edificios/estructuras donde está presente. Ejemplos de ello son:
- La Biblioteca de la Prefectura de Oita (Japón) de Arata Isozaki (responsable de las ya históricas Torres Izosaki Atea en Bilbao)
en 1966 - El Monumento a la Revolución (1967) de Dušan Džamonja en Podgarić (Croacia)
- Las Torres Blancas (1968) de Francisco Javier Sáenz de Oíza
- La Biblioteca Geisel (1970) de William L. Pereira & Associates en San Diego (Estados Unidos)
- El barrio en torno a la Place Voltaire de Ivry sur Seine (Francia) de Renée Gailhoustet y Jean Renaudie en los 60
Más variaciones de Brutalismo en el último protagonista de My Passenger
Además de las anteriores y destacadas obras del Brutalismo de Barcelona, el videoclip que une a Trezor y la infancia trans muestra otra representación del estilo en el Conjunto Estrelles Altes, firmado por Antoni Bonet Castellana en 1965 (se terminó en 1972).
De un diseño menos vistoso que el Residencial Plaça Cerda (los bloques cuentan con una altura entre los 72 y los 81 metros), su aspecto despertaría más admiración si no fuera por los típicos y poco afortunados toldos y cerramientos de terrazas, que se han realizado desde su inauguración en 1972.
Si nos abstraemos de esos detalles, se manifiestan los múltiples encantos del Conjunto Estrelles Altes: las plantas y la unión de las mismas en forma de estrella, los entramados verticales de ladrillo y la desigual distribución de huecos vacíos y balcones.
Y…. mientras tanto Lidia Falcón, las Towanda y demás negando la existencia de la infancia trans cuando es obvio que Cloe es feliz socializada como niña
Y las Torres Blancas, qué son?
En España no hay brutalismo…