100 años de Francisco Javier Sáenz de Oíza en 22 obras
Este 12 de octubre se cumplen 100 años del nacimiento de Francisco Javier Sáenz de Oíza, une de les arquitectes españoles más importantes de todo el siglo XX. De Navarra (como Víctor Eusa, Serapio Esparza o Joaquín Zarranz), pero sevillane de corazón, estudió en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, donde obtuvo su título en 1946.
Además de ejercer de arquitecte, Francisco Sáenz de Oíza fue, desde 1949, profesore en la misma Escuela Técnica Superior de Arquitectura, de la que fue directore desde 1981 hasta 1983.
Asimismo, por su estudio pasaron otres destacades arquitectes españoles del siglo XX: le internacionalmente célebre Rafael Moneo (1937) y Juan Daniel Fullaondo (1936-1994).
Galardones que recibió Sáenz de Oíza
Entre las frases célebres de Francisco Sáenz de Oíza se encuentra “Sin libertad no hay obra de arte”. Sin duda, se trata de una convicción que le acompañó durante gran parte de su trayectoria y que le llevó a ganar prestigiosos premios de arquitectura. Algunos de ellos son:
- La Medalla de oro del Comité de la Excelencia Europea (1974, por las Torres Blancas de Madrid)
- El Antonio Camuñas de Arquitectura (1989)
- La Medalla de Oro de la Arquitectura (otorgada por el Consejo Superior de Arquitectos de España en 1989)
- El Príncipe de Asturias de las Artes (1993)
En este artículo especial por el centenario de su nacimiento, os hablamos de sus logros profesionales y repasamos su obra, vinculada tanto a construcciones sociales como a la fascinación tecnológica que le proporcionó estudiar en 1947 en Estados Unidos.
El Francisco Javier Sáenz de Oíza menos conocide
Si sois admiradores de Francisco Javier Sáenz de Oíza, es muy posible que las construcciones que os mostramos a continuación sí os sean familiares.
Sin embargo, al recordar a Sáenz de Oíza, los siguientes edificios siempre quedan eclipsados por las obras cumbre del arquitecte (Torres Blancas, Castellana 81, Torre Triana…).
Por tanto, este apartado está dedicado a 14 creaciones de Francisco Javier Sáenz de Oíza poco conocidas por el gran público, ordenadas cronológicamente:
Calle Fernando el Católico, 47 de Madrid (1949)
Edificio también denominado Viviendas para Don José Fernández Rodríguez que, a simple vista, parece el típico levantado en Madrid y diversos pueblos y ciudades españolas a lo largo del siglo XX.
Una mirada más exhaustiva desvela las singularidades de este inmueble del madrileño distrito de Chamberí: las terrazas corridas, la profusión de balcones y el diáfano portal, que conecta la calle con el jardín lateral.
Y, aunque, de nuevo, podamos creer que este tipo de arquitectura solo se hizo en España, en realidad, está conectada con la denominada “arquitectura moderna europea”, gracias a, por ejemplo, le arquitecte alemán Walter Gropius (1883-1969) y al finlandés Alvar Aalto (1898-1976).
Colonia Puerta del Ángel del Hogar del Empleado de Madrid (1957)
Como decíamos en el arranque de este artículo, Francisco Javier Sáenz de Oíza participó en diferentes conjuntos de viviendas sociales. Uno de los más llamativos y de mayor valor arquitectónico es esta colonia, cuya denominación original fue Grupo Nuestra Señora de Covadonga.
Además de Sáenz de Oíza, también dieron forma a estas viviendas de fachadas escalonadas Luis Cubillo de Arteaga, José Luis Romany Aranda y Manuel Sierra Nava.
Casa Fernando Gómez de Durana (1959)
A pocos kilómetros de Vitoria, se levanta esta vivienda unifamiliar de plata concentrada.
Toda ella gira alrededor de una chimenea, con muros que se extienden hacia el exterior. De esta manera, Francisco Javier Sáenz de Oíza ideó una vivienda donde todas las estancias cuentan con la mejor orientación para aprovechar la luz del sol (sí, la eficiencia energética ya preocupaba a mediados del siglo XX).
En este caso, las influencias de Sáenz de Oíza fueron le arquitecte prusiane (hoy diríamos alemán) Ludwig Mies van der Rohe (1886-1969) y el matrimonio formado por Alvar Aalto y Aino Aalto (1894-1949).
Basílica Hispanoamericana de Nuestra Señora de la Merced de Madrid (1965)
Francisco Javier Sáenz de Oíza y Luis Laorga Gutiérrez quisieron huir de todo historicismo español al diseñar esta basílica en 1949. Para ello, deciden inspirarse en el historicismo latinoamericano y reinterpretarlo de una manera moderna.
Así proyectaron un templo de fachada espartana, cuya fachada principal, dotada de una enorme y sencilla vidriera, funcionara como un retablo. Originalmente, la basílica iba a contar con una cúpula de gran tamaño, pero no se construyó jamás.
Según los diseños originales, la única fuente de luz de la basílica iba a ser la vidriera. Así lo fue durante años, pero debido a la oscuridad del interior, durante unas obras, se abrieron unos paños de vidrio, los que vemos en las fotografías de la izquierda de la siguiente imagen:
Colegio Virgen La Milagrosa de Oviedo (1965)
La Casa Cela (1961) de José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún, levantada en Palma de Mallorca, es el primer edificio que viene a la mente al contemplar el exterior del colegio Virgen La Milagrosa de Oviedo.
Esto es debido a que el revestimiento es exactamente igual, pero no el interior, donde la libertad creativa de Sáenz de Oíza dio como resultado detalles tan interesantes como el techo de la capilla.
Casa Arturo Echevarría de Madrid (1971)
De original planta pseudo-triangular (uno de los lados es curvo), es esta vivienda unifamiliar de la calle Lamiaco, 27 de Madrid.
Sencilla y elegante, su singularidad reside en la planta, en que parte del muro que tapia la parcela forma parte de la casa y en las celosías de madera, de inspiración conventual, que protegen los huecos.
Como dato curioso, hasta 1981, no se supo que la autoría de esta obra correspondía a Francisco Javier Sáenz de Oíza.
Facultad de Ciencias de la Educación de Córdoba (1978)
Villa Fabriciano de Torrelodones (1987)
Pabellón central de los Recintos Feriales de Madrid (1992)
Edificios Triada de Madrid (1993)
Escuela de Administración Pública de Extremadura (1996)
Museo-Fundación Jorge Oteiza de Egüés (obra póstuma, 2003)
Se trata de un edificio para honrar la obra escultórica de Jorge Oteiza (1908-2003), diseñado por Francisco Javier Sáenz de Oíza y sus hijes Vicente y Marisa Sáenz Guerra.
Centro Comercial A Laxe de Vigo (obra póstuma, 2008)
Los edificios más icónicos de Francisco Javier Sáenz de Oíza
Por orden cronológico de construcción:
Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu (1954)
La veneración a la Virgen de Aránzazu existe desde 1469, cuando se le apareció a María de Datuxtegui o al pastor Rodrigo de Balzategui, según recogía el historiador Esteban de Garibay (1533-1600) en su obra de 1571 Compendio historial de las Chrónicas y universal historia de todos los Reynos d’España.
En ambos casos, la aparición dio como resultado el nacimiento de la palabra Aránzazu, abundancia de espinos, puesto que la zona está llena de zarzales.
Los actuales monasterio y basílica de Nuestra Señora de Aránzazu se encuentran situados a unos 10 kilómetros de Oñate (Guipúzcoa/Gipuzkoa), en el arranque de las campas de Urbia, a unos 750 metros de altura. A finales del siglo XV, se levantaron los originales, que sufrieron 3 incendios (1553, 1622 y 1834).
No fue hasta el año 1950 que se planeó edificar una basílica de arquitectura singular, aunque respetuosa con la existente. Para ello, se convocó un concurso que ganaron Francisco Javier Sáenz de Oíza y Luis Laorga (1919-1990).
Su propuesta cuenta con un importante y llamativo trabajo escultórico, llevado a cabo por Jorge Oteiza, donde las grandes protagonistas son las piedras talladas en punta, un claro homenaje a los espinos que dieron el nombre a la Virgen de Aránzazu.
Casa Lucas Prieto de Talavera de la Reina (1960)
Frank Lloyd Wright (1867-1959) es el arquitectx que el mismx Francisco Javier Sáenz de Oíza citó como influencia a la hora de diseñar esta magnífica vivienda de la segunda localidad más poblada de Castilla-La Mancha.
De todas las obras de Wright, la más famosa es la Casa de la Cascada (1937), cuyos voladizos parecen recreados en la Casa Lucas Prieto, también de la llamada arquitectura orgánica. Otro edificio de Wright que Sáenz de Oíza pudo haber tomado como referencia para esta vivienda talaverana es la Casa Goetsch Winckler (1939).
Ciudad Blanca de Alcudia (1963)
La explosión del turismo de sol y playa en España durante la década de los 60 en adelante dio como resultado unas costas masificadas, repletas de edificaciones de dudoso gusto, que, además, en muchos casos, destruyeron parajes de alto valor ecológico.
Pues bien, mucho antes de que se tomara conciencia del problema de ese tipo de urbanismo, en 1961 (fecha de presentación del proyecto), Francisco Javier Sáenz de Oíza ya propuso otro modelo, el de la Ciudad Blanca de Alcudia.
Se trata de un edificio de 5 plantas, compuesto por 25 módulos de 4 apartamentos cada uno, cuya superficie es de unos 50 m2 + terraza. Con todo ello, Oíza crea una topografía artificial en la que cada vivienda nace de la naturaleza, conformando una auténtica ciudad jardín.
Del mismo 1963 es el proyecto de las Viviendas unifamiliares agrupadas del Polígono de Montbau (calle Cerámica, Barcelona), diseñadas por Joan Bosch Agustí y terminadas en 1967.
Con 7 pisos más y unas dimensiones, notablemente, mayores, 4 años después de la Ciudad Blanca de Alcudia, se inauguró Habitat 67, un complejo que guarda bastantes similitudes con la obra que nos ocupa de Francisco Javier Sáenz de Oíza:
Como curiosidad, decir que en Burgos existe un edificio que parece beber de la Ciudad Blanca de Alcudia y de Habitat 67, las Viviendas Beyre o Edificio Castilla (construido entre 1965 y 1967). Diseñado por Ignacio Santos de Quevedo, pero anterior al complejo canadiense, evidencia la tendencia de la época de construir inmuebles tipo colmena:
Torres Blancas de Madrid (1968)
Sin ser Chicago, Nueva York o Benidorm, Madrid cuenta con una buena colección de rascacielos. Muchos de ellos cuentan con un diseño único (o prácticamente) y se levantaron con técnicas constructivas novedosas para la época (y no solo para España, sino para Europa o el mundo).
Por ejemplo, las Torres Kio fueron los primeros rascacielos inclinados del mundo y las Torres de Colón se construyeron desde el tejado.
Pero de todos los rascacielos que rasgan el horizonte de la capital, el de las Torres Blancas (81 metros de altura) es el más original. Esto es debido a que no existe ningún otro edificio en la capital de diseño similar, tan sencillo y enrevesado, al mismo tiempo.
El concepto de ciudad jardín, presente en la Ciudad Blanca de Alcudia, vuelve a hacer acto de presencia en este rascacielos de influencias expresionistas, catalogado como brutalista, pero que, según el arquitectx Pablo Gil, se aleja de esta última corriente, puesto que Torres Blancas no es un inmueble crudo, sino que está lleno de detalles y elementos decorativos.
Según el apartado anterior, puede decirse que las Torres Blancas de Francisco Javier Sáenz de Oíza se enmarcan en un Brutalismo de concesiones expresionistas, estilo que extendió su influencia mucho más allá de principios del siglo XX.
Antes del Art Decó, existía el Expresionismo, corriente arquitectónica de la que beben multitud de edificios Zigzag, Streamline Moderne y otros estilos posteriores, como el original brutalismo de las Torres Blancas de Francisco Javier Sáenz de Oíza:
Este rascacielos de Sáenz de Oíza sirvió de referencia clara a Roberto Pérez-Guerras y a Julio Pérez Gegundez a la hora de diseñar el esbelto Neguri Gane (145 metros de altura) de Benidorm:
Otros edificios de Benidorm que presentan un importante parecido con las Torres Blancas de Francisco Javier Sáenz de Oíza son la Torre Coblanca 5 (1972, Juan Guardiola Gaya) de 66,12 metros y el Cumbre Loix (1999) de 79, 35 metros de altura.
Y, también, es muy posible que las Torres Blancas inspiraran las 3 torres de Los Manantiales (Torremolinos) de Luis Alfonso Pagán y terminadas en 1969 o 1971, según las fuentes:
Actualización diciembre de 2018
Como curiosidad, las Torres Blancas de Francisco Javier Sáenz de Oíza aparecen en la película Tiempo Después de José Luis Cuerda. Lo hacen fusionadas con el Instituto del Patrimonio Cultural de España:
Torre BBVA de Madrid (1981)
En AZCA, el distrito financiero de Madrid, se levanta el rascacielos Castellana 81. Anteriormente conocido como Torre BBVA o Torre del Banco de Bilbao Vizcaya Argentaria, el duodécimo rascacielos más alto de Madrid (107 metros) esconde, bajo su aparente sobriedad, una sofisticada estructura de hormigón armado y acero, que consigue sostener 33 plantas sobre la bóveda de los Túneles de la Risa (la conexión ferroviaria entre Chamartín y Atocha).
Para la concepción de dicha estructura, Francisco Javier Sáenz de Oíza colaboró con lxs ingenierxs Carlos Fernández Casado, Leonardo Fernández Troyano y el también pamplonés Javier Manterola Armisén (que ya había trabajado con lxs 2 anteriores).
La bóveda de los Túneles de la Risa, aunque la Torre BBVA se sitúe por encima de ella, no soporta el peso del rascacielos, que es trasladado al suelo a través de 2 sólidos núcleos de hormigón armado, que flanquean la bóveda.
El Ruedo de Madrid (1989)
Como decíamos al comienzo de este artículo por el centenario del nacimiento de Sáenz de Oíza, el arquitectx hizo mucha vivienda social a lo largo de su carrera. Sin duda alguna, el complejo más mastodóntico y polémico de viviendas sociales fue el Ruedo de Madrid.
Denominadas, de forma oficial, Viviendas en la M-30, albergan 346 apartamentos, que, en un principio, estuvieron destinadxs a lxs habitantes del desmantelado poblado chabolista del Pozo del Huevo.
Durante los años 90 del, el Ruedo, que ganó en 1991 el Premio de Arquitectura y Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, adquirió una mala fama que arrastra hoy en día: presencia de drogadictxs y alta tasa de delincuencia.
Pero una cosa es la fama y otra la realidad, puesto que, según El País, hace tiempo que las Viviendas en la M-30 son un bloque como cualquier otro.
Pocos años después de El Ruedo, en 1992, Francisco Javier Sáenz de Oíza rindió homenaje a esta obra en el Coliseo de la Cultura de Villaviciosa de Odón, como contamos en el blog de RE/MAX de esta localidad madrileña.
Palacio de Festivales de Cantabria (1990)
No abandonamos la polémica porque esta obra de ecos egipcios de Santander lleva conviviendo con ella desde el principio. Uno de los ingredientes que más contribuyó a acrecentar la controversia fue el sobrecoste derivado de la construcción de este coloso post-moderno.
Presupuestado en el equivalente a unos 7 millones de euros, después de diferentes modificaciones exigidas desde el Gobierno de Cantabria, el Palacio de Festivales de Cantabria tuvo un coste de unos 42 millones.
El aspecto que presenta el palacio en la actualidad dista mucho del proyecto inicial de Francisco Javier Sáenz de Oíza, concebido como una “puerta colgada sobre el mar”, y la iluminación natural brilla por su ausencia, debido a que esa puerta colgada iba contar con un trapecio acristalado para que el público disfrutase de vistas a la bahía de Santander.
Su descomunal tamaño y los problemas con los espacios entre filas de asientos (2 semanas antes de la inauguración) tampoco ayudaron demasiado a que el Palacio de Festivales de Cantabria fuera recibido con gran entusiasmo. Eso sí, a día de hoy, está considerado como un emblema del Santander contemporáneo.
Torre Triana/Torretriana de Sevilla (1993)
Con 55 metros, Torre Triana es el 8º edificio más alto de la capital de Andalucía y el de mayor tamaño de todos los que albergan oficinas de la administración de la junta andaluza. De nuevo de arquitectura post-moderna, la Torretriana se levanta en la Isla de la Cartuja, donde se encuentran diferentes edificios de la Expo 92 de Sevilla.
Aunque el exterior sea redondo, el edificio se estructura internamente de forma cuadrada y el hall es un espacio diáfano que, según el arquitecxt, está inspirado en los patios típicos de las mezquitas.
Campus de Arrosadía de la Universidad Pública de Navarra (1993)
La inmensa bóveda, de estilo cañón y 20 metros de diámetro, es el elemento más llamativo del edificio de la biblioteca del campus que la Universidad Pública de Navarra tiene en Arrosadía, un barrio de Pamplona.
Aunque la biblioteca sea la construcción más reconocible, no es lo único de Arrosadía que fue diseñado por Francisco Javier Sáenz de Oíza, puesto que el arquitectx proyectó todo el campus. En este caso, la inspiración se la dio su Pamplona natal, concretamente, el paseo de Sarasate. Por eso, el paseo central del campus es tan amplio.
Ojalá Madrid tuviera más Torres Blancas y menos torres horribles grises o de ladrillo
Con Oíza me pasa un poco como con Gutiérrez Soto, me parecen chaqueteros, arrimándose al sol que más caliente, pero sin sello. Dime tú qué tienen que ver las Torres Blancas con ese centro comercial que podría haber diseñado cualquiera?
Qué pena, España siempre a remolque y con arquitectos que copiaban de fuera. Se me ha caído un mito…
No siempre y, desde luego, no siempre en el caso de Sáenz de Oíza. Solo hay que ver, por ejemplo, la Ciudad de Alcudia, el Palacio de Festivales de Cantabria, las Torres Blancas, El Ruedo, la Casa Arturo Echevarría o el Santuario de Aránzazu. Y ya más reciente, la obra de Calatrava es única.