Rascacielos españoles que cumplieron década en 2018 (III)
En 2007, la banda sudafricana de post-grunge y metal alternativo Seether publicaba el álbum Finding Beauty in Negative Places (encontrando belleza en lugares negativos). Pues bien, un importante número de los rascacielos antiguos recogidos en este artículo presentan una arquitectura de la que solemos renegar, que ya mostramos en la segunda parte de esta serie de rascacielos que cumplieron década en 2018.
Sin tratar de romantizar unos barrios obreros construidos sin el cuidado de un Salamanca o Gràcia, sí que es cierto que, entre arquitectura anodina (o, aparentemente, anodina), se encuentran edificios de interés, que merecen visibilidad y reconocimiento como tales.
Como en la pasada entrega, los rascacielos antiguos de este artículo (algunos cumplieron ya ¡90 años!) se dividen entre los de arquitectura reconocida, sorprendente o sutil (pero bella) y los de arquitectura sin alma ni concepto estético de ningún tipo.
Cumplir medio siglo, pasaje directo al grupo de rascacielos antiguos
Madrid: Torres Blancas, la estrella de los rascacielos cincuentones de la capital
Una de las obras más famosas de Francisco Javier Sáenz de Oíza es la que lleva por nombre Torres Blancas.
Se trata de un soberbio rascacielos Brutalista, de influencias expresionistas y de Arquitectura Orgánica, que alcanza una altura de 81 metros. Debido a ello, aún hoy, más de 50 años después de su construcción, figura en el puesto 26 de los rascacielos más altos de Madrid.
¿A qué se debe su denominación?
Sin duda, una de las cuestiones más debatidas sobre las Torres Blancas es su nombre o, mejor dicho, el porqué del mismo. No existe una única explicación sobre esta elección, sino diferentes, que acusan a las otras de ser bulos.
Por ejemplo, suele decirse que el edificio se llama Torres Blancas porque, en un principio, iban a construirse 2. En cambio, también se afirma que el inmueble se proyectó blanco, pero que no había presupuesto para pintarlo con polvo de mármol blanco y se quedó gris.
También, puede leerse que la denominación del rascacielos solo fue una estratagema de Sáenz de Oíza para hacerlo más atractivo a los ojos de la empresa promotora o que se llaman torres porque el edificio es una suma de diferentes cilindros.
Para finalizar, según el arquitecte y polítique Eduardo Mangada, el adjetivo “Blancas” está vinculado con San Juan de la Cruz, es decir, que para Sáenz de Oíza la blancura de Torres Blancas siempre estuvo ligada a la pureza de su diseño, que no miente, dado que muestra los materiales tal y como son sin necesidad de caer en la mentira de pintarlos.
Paseo de la Castellana 210, Pez Austral 12, Illescas 81, antiguo Edificio Philips y Juan Hurtado de Mendoza 14, los otros rascacielos madrileños de 1968
Edificio Philips Ibérica: sí a reformar, pero no a mutilar
A pocos metros del Edificio de los Cubos, en la calle Martínez Villergas, 49, se encuentra una torre de 53,36 metros de altura, repartidos en 15 plantas. Durante muchos años, fue conocida como Edificio Philips Ibérica, puesto que albergaba las oficinas y talleres de esta compañía.
Todo un hito de arquitectura funcionalista
La elegancia de sus depuradas líneas, el empleo de voladizos (sortean un terreno con un desnivel de 20 metros) y la cubierta de cobre del volumen ciego (albergaba el salón de actos y es el bloque que se ve en la zona inferior de la imagen superior) convirtieron esta obra de Mariano García Benito en una de las más punteras de la época.
A comienzos de esta segunda década del siglo XXI, en 2011, el Edificio Phillips (vendido a la inmobiliaria Colonial en 2006) fue sometido a una importante reforma.
El resultado de la misma fue, en general, satisfactorio, salvo por un importante detalle: la desaparición del cuerpo ciego, de aspecto similar al también demolido edificio Barclays de Colón.
Bloques dotados de cierto sentido estético: Pez Austral 12 y Castellana 210
Salvo excepciones (Juzgados De Primera Instancia o la sede del INE, tras una reforma), la estética de los edificios del paseo de la Castellana, en torno a las Torres Kio, no es que se cuidara mucho.
El número 210 (64,04 metros), aunque no sea ningún hito arquitectónico y cuente con desiguales cerramientos para sus terrazas, al igual que su hermano (número 181 y de 1965), se eleva sobre un voladizo sostenido con 5 estrechos pilares.
Este simple detalle les dota de cierta singularidad y desvela que, pese haberse quedado pequeñas por otros rascacielos de la zona, fueron concebidas como edificios de referencia para el paseo, como el número 140 (1961, una de las torres que flanquea el Bernabéu).
Respecto a la torre 12 de Pez Austral (distrito Retiro y 53,36 metros, Javier Carvajal Ferrer), los elementos que evidencian una arquitectura más cuidada son el ladrillo oscuro y el diseño de las terrazas, como se aprecia en la siguiente imagen:
Ladrillo en torres anodinas: Illescas 81 y Juan Hurtado de Mendoza 14
Barcelona: torres insípidas y alguna sorpresa
Arquitectura del primer tipo en carrer de Menorca, Juan de Mena, Costabona, Passeig de Fabra i Puig, Rambla de Prim y Ventura Rodríguez
Todos los rascacielos antiguos de Barcelona, que tienen el dudoso honor de formar parte de este grupo, están construidos en barrios modestos:
La Verneda i la Pau (distrito de Sant Martí de Provençals)
Surgió en los 60 y fue durante muchos años una barriada de inmigrantes carente de servicios y equipamientos. La torre de carrer Menorca se levanta aquí.
La Vall d Hebron (distrito de Horta-Guinardó)
Originado en los 50, también creció a base de bloques levantados sin orden ni concierto ni infraestructuras. En esta zona de Barcelona se encuentran los rascacielos antiguos de carrer Juan de Mena y Ventura Rodríguez.
Ciutat Meridiana (distrito de Nou Barris)
También de los 60, en concreto de 1963, se desarrolló sin contar con planificación y servicios básicos. Además de ello, supuso la destrucción de parte de la sierra de Corserolla. En esta parte de Barcelona se sitúa Costabona 23.
La Guineueta (distrito de Nou Barris)
Hasta la década de los 70, las infraestructuras y equipamientos del área donde se localiza el 443 del passeig de Fabra i Puig brillaron por su ausencia.
Al igual que en todos estos barrios barceloneses, las asociaciones vecinales fueron determinantes para que la Administración los considerase zonas para invertir en servicios.
El Besòs i el Maresme (distrito de Sant Martí de Provençals)
Repleto de viviendas de protección oficial, una de sus principales arterias es la rambla de Prim, en cuyo número 85 se eleva el último de estos rascacielos antiguos de diseño descuidado.
Visos de cierta intención estética en el passeig de Valldaura
Muy similares entre sí, la principal gracia de los 3 rascacielos del passeig de Valldaura (también del barrio de La Guineueta) reside en las barandillas de obra de los balcones.
Banc Sabadell, el más destacado de los rascacielos antiguos barceloneses de 1968
Después de tanta arquitectura árida y de poco valor artístico, ya en un barrio privilegiado (L’Antiga Esquerra de l’Eixample, del distrito del Eixample), al lado de Las Ramblas, se levanta el rascacielos Banc Sabadell.
Diseñado por Manuel Francés Marqueta y Benito Miró Llort, recuerda al posterior Edificio Castelar de la Castellana madrileña, proyectado en 1975 por Rafael de la Hoz. Ambos cuentan con un cuerpo prismático revestido de vidrio, que parece suspendido en el aire, por encima de una base de franjas de hormigón esculturadas y mármol travertino, respectivamente.
En lo que difieren es en la altura, ya que Banc Sabadell llega a los 59,10 metros y el Edificio Castelar se queda en los 50 clavados.
¿Un homenaje en forma de escultura habitable?
Desde 2002, el departamento de Administración de la biblioteca municipal de Niza (Francia) ocupa el interior de la Tête Carrée. Se trata de un gigantesco busto de 30 metros de altura, donde un cubo hace las veces de la casi totalidad de la cabeza.
Obra de Yves Bayard y Francis Chapus, el diseño convirtió en edificio una escultura anterior de Sacha Sosno. Debido a esto último, el parecido con los edificios españoles obedece a la casualidad.
Lepant 188, un punto medio entre la Torre Banc Sabadell y los otros rascacielos antiguos de Barcelona
Valencia: Menéndez y Pelayo 29, El Bachiller 27, Cronista Carretes 10 y Paseo de la Alameda 1
A diferencia de Barcelona, los rascacielos antiguos de Valencia, que presentan escaso valor arquitectónico, se levantan en barrios acomodados. En concreto, el número 29 de Menéndez y Pelayo, en La Bega Baixa; el 27 de El Bachiller, en Jaume Roig y, por último, el 10 de Cronista Carretes se encuentra en Ciutat Vella.
De los 3 mencionados, el de Cronista Carretes y el de El Bachiller cuentan con algunos detalles que los rescatan de la arquitectura irrelevante. En el caso del primero, ellos son la planta en H y que la torre esté construida sobre una base. De esta manera, la estética de la plaza a la que da, la de la Porta de la Mar, no se ve tan agredida.
Por su parte, el atractivo del rascacielos de El Bachiller, 27 reside en los huecos o vanos horizontales y verticales de las barandillas de las terrazas.
Respecto a paseo de la Alameda, 1 (obra de Miguel Colomina Barberá), sito en el también acomodado barrio de Mestalla, es, sin duda, el rascacielos valenciano de 1968 a reivindicar. Su diseño es minimalista y su plasticidad se la proporciona la riqueza volumétrica de sus fachadas, así como de las terrazas.
Málaga: Torre de Málaga
De 57 metros es el único rascacielos malagueño construido en 1968. A simple vista, parece la típica y anodina torre de apartamentos en primera línea de playa.
Sin embargo, una mirada más exhaustiva deja claras 2 cosas. La primera, que cubrir las terrazas le ha hecho un flaco favor al edificio y la segunda, que estamos ante un exquisito ejemplo de Arquitectura del Rélax.
Entre los detalles que lo evidencian se encuentran el dintel de la puerta principal, la forma de las terrazas o la decoración de los azulejos.
Murcia: Torre Blanca
En la calle Cronista Carlos Valcárcel, 4 , del barrio de Santa María de Gracia, se construyó en 1968 la Torre Blanca. Como en el caso de la de Madrid, estamos ante un misterio porque el nombre nada tiene que ver con el edificio, que es, sobre todo, marrón.
Con 55,49 metros, cuando se terminó, se convirtió en la segunda cumbre de Murcia, solo por detrás de los 95 metros de la torre de la Catedral de Santa María.
Palma de Mallorca: Torre Hornabeque
La plaça del Fortí, en concreto el número 3, es donde se levanta la Torre Hornabeque. Mide 53 metros de altura y, en cierto modo, recuerda a la Torre Pirelli (1960, obra en Milán de Gio Ponti).
Tanto el rascacielos mallorquín como el milanés cuentan con una planta de inspiración hexagonal (aunque en el caso de la Torre Hornabeque, al final, es más bien pentagonal), una losa-tejado en semi-voladizo y son los protagonistas de la zona donde se encuentran.
En ambos casos, su ubicación es discutible y causante de impacto en su momento. Lo cierto es que, aunque las 2 rompen, de manera evidente y brutal, con la estética de su entorno (la de Palma comparte protagonismo con su vecina del número 4), las ciudades están llenas de edificios que nada tienen que ver entre ellos, es decir, de contrastes.
Sí, sobre todo, la Torre Hornabeque es un pegote y dista mucho de la belleza de Pirelli, pero sus depuradas líneas, la losa-tejado y el friso de hominoideos sobre la planta baja evidencian que el diseño se cuidó.
Las Palmas de Gran Canaria: Luis Benítez Inglott 30-32 y Hotel AC
Ni destacable ni horrorosa es la torre palmense que alberga los números 30 y 32 de la calle Luis Benítez Inglot. Simplemente, se trata del clásico edificio de viviendas, de forma prismática, del que existen multitud de copias por toda España. Mide 64,74 metros y, a día de hoy, es el decimoquinto rascacielos más alto de Las Palmas de Gran Canaria.
Más de 3 kilómetros al norte de Luis Benítez Inglott, se sitúa uno de los rascacielos antiguos más espectaculares de este artículo. Nos referimos a aquel que lleva por nombre AC Hotel Gran Canaria (antes Hotel Don Carlos), de arquitectura brutalista y orgánica.
Diseñado por Pedro Massieu Verdugo, esta torre, que imita la forma de los troncos de las palmeras, ostentó el título de rascacielos más alto (mide 84 metros) de Las Palmas de Gran Canaria solo 1 año, dado que en 1969 le superaría el Edificio Solyvista (85,19 m).
En la actualidad y desde 1970, ocupa la cuarta plaza, solo superado por el anterior edificio y las 2 torres de José y Mesa, 77 (92 metros, 1970).
Bilbao: Edificio BBVA
Aún hoy, este rascacielos bilbaíno (85 metros) forma parte de los 6 más altos de la ciudad. De hecho, fue el techo de Bilbao hasta 2004, cuando la Torre BEC y sus 98 metros le arrebataron el título. Pasado un tiempo, entre 2011 y 2018, otros 4 edificios (Torre Iberdrola, Torre Garellano III, Torre Garellano II y Torre Bolueta) deslizaron al BBVA hasta la sexta posición.
Proyectado por Enrique Casanueva y Jose María Chapa (participó en el diseño de 2 obras Art Decó de Bilbao: Rascacielos Bailén y Edificio Naviera Aznar), el Edificio BBVA, ahora denominado Torre Bizkaia, tiene el honor de contar, a sus pies, con la escultura Elogio del Hierro (Eduardo Chillida, 1997).
Alicante: arquitectura intrascendente y una pagoda
Empezamos por el final, por el edificio La Pagoda de la urbanización La Rotonda. Situado en la avinguda Catalunya, 1, es obra de Juan Guardiola Gaya, figura clave de la arquitectura alicantina del siglo XX.
Con 63,58 metros, La Pagoda cierra el top 25 de inmuebles más altos de Alicante. Su principal atractivo arquitectónico reside en la fragmentación volumétrica que presenta, lo que le otorga un aspecto similar al de una pagoda.
También de Juan Guardiola Gaya es otro de los rascacielos antiguos, terminados en 1968, de esta ciudad levantina, la Torre París.
Tanto esta como la Aisa (de Juan Antonio García Solera) y el Edificio Alazán son ejemplo de cómo los desiguales cerramientos de terraza pueden destrozar las fachadas. En estos 3 casos, de hecho, convierten unas obras, parecidas a La Pagoda, en un sí es no es absolutamente mediocre.
Los otros 2 rascacielos restantes (Bloque 3 y avinguda Orihuela, 6) son instrascendentes desde el punto de vista arquitectónico.
Gijón: rascacielos pegados a joyas Art Decó
Entre medias de los primeros 2 rascacielos antiguos de Gijón, Álvarez Garaya 7 y Plaza Humedal 1, se sitúa una de las obras cumbre del Art Decó Zigzag Moderne de la ciudad: el número 13 de Álvarez Garaya (de 1943 y Enrique Álvarez-Sala Morís).
Sin ser particularmente reseñables, estos rascacielos de 56,84 y 50,16 metros, respectivamente, gracias al edificio de Álvarez-Sala Morís, conforman un interesante conjunto urbano de arquitectura Art Decó y del llamado Estilo Internacional:
De Art Decó Streamline Moderne, aunque con reminiscencias Zigzag Moderne, es el edificio situado entre medias de la calle Alfredo Truán 8 y la plaza de Europa, 14, una pareja de poco valor arquitectónico, como se aprecia en la imagen inferior.
Junto a la monumental La Escalerona (de 1933, también Art Decó y firmada por José Avelino Díaz y Fernandez Omaña), se levanta el rascacielos gijonense más destacado de 1968.
Ubicado en el portal 6 del paseo Muro de San Lorenzo, debe su atractivo a la combinación de los colores verde grisáceo, negro, rosa salmón y blanco, así como a la pérgola de remate superior. La conjunción de todo ello da como resultado un edificio sencillo y elegante.
Y, por último, sin conexiones con el Art Decó gijonense, encontramos otros 2 rascacielos, el del número 58 de la avenida de la Constitución y el 33 de la calle Aguado:
A Coruña, Badalona, Santander y Elda: rascacielos sin gracia alguna
Lo singular no siempre es bello y, si no que se lo digan al bloque 30-36 de la coruñesa avenida de Finisterre y su zigzagueante fachada. Mide 54,79 metros, una altura similar a los 51,20 de Martí Pujol 301 (Badalona) y de Dos de Mayo 83 (Elda, Alicante) e, incluso, a los 50,03 de Canalejas 89 (Santander).
A más distancia de ellos, se encuentra el más alto de los rascacielos antiguos de este apartado: la Torre Esmeralda. También de A Coruña, alcanza los 65 metros.
Castellón de la Plana, Benidorm, Torrevieja y Peñíscola: arquitectura turística
-Agradable/singular
Entre la arquitectura de Las Vegas y Miami, se encuentra el Hotel Benidorm Plaza, singular y hortera a partes iguales. En cambio, de un estilo más elegante son los rascacielos de Rafalena (Castellón de la Plana) y Papa Luna de Peñíscola (Castellón). Este último, por cierto, perfectamente puede ser considerado como un ejemplo de Arquitectura del Relax.
-Del montón
Jaén alcanzó su techo en 1968
Hace más de medio siglo que ninguna construcción puede toser, en materia de altura, a los 2 únicos rascacielos de Jaén. Ninguno de ellos se eleva más allá de los 55 metros. El más alto es el número 4 de Millán de Priego (54,61 metros, primero en la imagen inferior) y el otro, situado en el 1 de avenida de Andalucía, se queda en los 51,20.
Pontevedra y Orense: una de cal y otra de arena
El rascacielos de Pontevedra (51,20 metros) no es ningún horror (tampoco una maravilla), pero no tiene nada que hacer frente a la Torre Ourense. Diseñada por Antonio Álex Reinlein, mide 76 metros, lo que la convierte en la quinta edificación más alta de toda Galicia.
Su construcción supuso todo un soplo de modernidad para la manera en la que, en Ourense, se levantaban las obras de aquella época. Para empezar, cuenta con un muro cortina (parte central del edificio), todo un hito y referente para la ciudad, que requirió la utilización de tecnología avanzada.
Salt, Santurtzi y Mondragón/Arrasate: ladrillo y juegos de colores
La historia de Salt (Girona) es curiosa. Durante la mayor parte de su existencia, fue una aldea, situación que comenzó a cambiar a mediados del siglo XIX. Entonces, gracias a la llegada de industrias textiles, inició una senda de sostenido crecimiento demográfico hasta los 60 del siglo XX.
A partir de ese momento, el incremento de habitantes se disparó de los 7.000 a los casi 22.000 de 1990 y a los más de 30.000 de 2018. Cuando el municipio ya contaba con más de 10.000 (año 1975), fue anexionado a la ciudad de Girona, de la que se segregó en 1983. En la actualidad, aunque Girona y Salt son 2 localidades distintas, se da la paradoja de que están unidas geográficamente y juntas conforman una conurbación.
Pues bien, en 1968, siendo Salt independiente, vio como su panorama urbano se rasgaba con el único rascacielos del término municipal: el interesante edificio del número 139 del passeig Paisos Catalans, cuya multicolor fachada recuerda a la de la torre Riscal de Alicante (1962, 117 metros y diseñada por Francisco Muñoz):
En cuanto a los rascacielos antiguos que restan de este grupo, todos se sitúan en el País Vasco. Los de Santurtzi (Santurce, Vizcaya), sin ser nada del otro mundo, si fueron diseñados con cierto sentido estético, potenciado por la iglesia ubicada entre ellos 2.
Las Torres Kabiezes, como así se llaman, son simétricas y, junto a la parroquia de San Pedro, presiden imponentes la rotonda de Kabiezes.
Cierra la lista de rascacielos antiguos de 1968 la Torre Biteri o BBVA de Mondragón/Arrasate (Guipúzcoa) y sus 54,63 metros de altura (imagen superior).
Rascacielos antiguos, los que ya superan los 60 años
Madrid
En 1958, la capital de España ya contaba con 2 rascacielos de más de 100 metros de altura, el Edificio España (1953 y 117 metros) y la Torre de Madrid (1957 y 142 metros, el más alto de Europa hasta 1967).
Superada esa cota, tendrían que pasar 22 años para que otro inmueble la alcanzara (el Ministerio de Comercio). Entre medias, Madrid se llenó de rascacielos de mediana altura, como los 3 que se terminaron en 1958, cada uno de un estilo arquitectónico:
Pintor Rosales 48
Se encuentra en el barrio de Argüelles. En concreto, en la zona que mira al Parque del Oeste, a pocos metros del Ministerio del Aire.
Prácticamente destrozada por los bombardeos del ejército golpista de Franco, fue reconstruida según los parámetros de la Arquitectura Imperial Franquista, es decir, con edificios de sillares de piedra, tejados de pizarra y, entre medias, ladrillo.
Eso sí, las 3 grandes torres residenciales del lugar presentan un diseño “más moderno”, debido a su altura y a la presencia, en todas las plantas, de terrazas en voladizo.
La más alta de todas es esta del número 48, que alcanza los 64,04 metros. Diseñada por Damián Galmés de Fuentes, fue, en su momento, la séptima construcción madrileña de mayor altura.
Modesto Lafuente 45
De un aspecto más contemporáneo, es este rascacielos de 60,48 metros, levantado en el distrito de Chamberí.
Perteneciente a la arquitectura de Estilo Internacional, muestra reminiscencias de Art Decó Streamline Moderne, lo que le acerca, pese a las notables diferencias, al barcelonés rascacielos Urquinaona (1944, Luis Guitérrez Soto).
Cristo Rey 4
Poco que decir sobre esta torre de 53,36 metros de altura, salvo que es la excusa perfecta para mostrar parte del importante legado de Javier Carvajal Ferrer (1926-2013):
- Torre en Cristo Rey 4 (Madrid)
- Pabellón de España en la Feria Mundial de Nueva York (1964)
- Edificio Adriática (Madrid, 1978)
- Escuela de Altos Estudios Mercantiles (1957, Barcelona)
- La brutalista Torre de Valencia (1973, Madrid)
Barcelona
Presidiendo la plaça de Sants, en el número 7, se encuentra el único rascacielos barcelonés de 1958, un edificio entre la Arquitectura Franquista Imperial y la de la Autarquía.
Valencia
En el número 1 de la carrer de Sagunto, se encuentra el último de los rascacielos antiguos españoles que cumplieron 60 años en 2018. De Estilo Internacional, lo más destacado del edificio es la fachada en chaflán curvo y las molduras de piedra de las últimas 2 plantas.
Cumplió 70 años: el edificio La Adriática (Zaragoza)
Este es el único de los rascacielos antiguos del presente reportaje que no alcanza los 50 metros de altura. Se queda en los 40, pero siempre se le ha considerado el primer rascacielos de Zaragoza.
Proyectado por Joaquín Muro Antón y Trinidad Silesio González, integra Clasicismo moderno y arquitectura de la Escuela de Chicago.
Cumplió 90 años el tercer rascacielos de España
Palacio de la Prensa (Madrid)
Tras el Edificio Seguros Vitalicio de Barcelona (1921 y 75 metros) y la sede del Círculo de Bellas Artes (Madrid, 1926 y 68 metros), se levantó el último inmueble de esta lista, el único nonagenario de todos los rascacielos antiguos incluidos.
Al igual que La Adriática de Zaragoza, el Palacio de la Prensa fusiona Clasicismo moderno y Escuela de Chicago. Mide 66,5 metros y dominó la Gran Vía de Madrid hasta 1929, cuando se terminó el Edificio Telefónica (89,30 metros), el rascacielos más alto de España durante 14 años.
La torre Ourense nunca se tuvo que haber construido donde está… Encima ahora hay quien quiere protegerla, pero no me sorprende, en este país somos de tirar monumentos y conservar mierdas como Cidade da Cultura de Galicia…
Un gran trabajo pero la mayoría no son rascacielos… más bien ninguno…
En realidad, no existe consenso, en cuanto a alturas, sobre qué es y qué no es un rascacielos. De este tipo de edificios hay diferentes definiciones. La que tomo como referencia siempre es la de “construcción donde lo vertical prima sobre lo horizontal”. A esto, añado las alturas de los rascacielos del país en cuestión. En España, salvo algunos de Madrid y Benidorm, que superan los 200 metros, y otros de Bilbao, Sevilla o Barcelona, que pasan de los 150, el resto de edificios en altura se quedan en torno a los 100 metros o por debajo. Como consecuencia, establecí en 2017, que llamamos rascacielos de España a los que cumplen con la definición citada, miden 50 o más metros y, también, a aquellos que, sin llegar a esta cota, llevan en su nombre la palabra rascacielos 🙂