Pentacrítica: La Prohibida, Miley Cyrus, Alan Neil, Buika y Kim Petras
Entre los pasados 10 de mayo y 28 de junio, se publicaron los discos que componen nuestra nueva pentacrítica: Ruido de La Prohibida, She Is Coming de Miley Cyrus, El Desarraigo de Alan Neil (le descubrimos en el Orgullo 2019 de Madrid), Clarity de Kim Petras y Africa Speaks de Santana & Buika. La electrónica, en diferentes variantes, es el tipo de música predominante en esta pentacrítica, pero a diferencia de las anteriores, el rock también cuenta con un papel privilegiado.
Ruido de La Prohibida, un salto de gigante tras el éxito de Baloncesto
Hace ya 4 años, La Prohibida publicaba el álbum 100k años de luz.
Repleto de melodías synthpop (Internacional), synthwave de toques horrorsynth (Fenómenos Astrales), electropop (Baloncesto) o electropop de ecos italo disco (Mujer de Bien o Ganas de Matar), gran parte de su popularidad se la debe a Baloncesto, un éxito espontáneo y la mejor canción de todo el trabajo.
Entre Youtube y Spotify, el tema supera los 3 millones de reproducciones, una cifra sin precedentes en la discografía de La Prohibida.
Aunque 100k años luz contenía otras buenas composiciones (Internacional, A Toi, Mujer de Bien, Ganas de Matar o Fenómenos Astrales), lo cierto es que quedaba muy eclipsado por Baloncesto.
Tal vez consciente de ello y llevando a cabo un trabajo similar al de Carly Rae Jepsen para E•MO•TION, en Ruido, La Prohibida entrega un álbum que va más allá del atractivo de su sencillos.
Synthwave por doquier, arquitectura, naturaleza y referencias espaciales
Aunque Carly Rae Jepsen ha entregado este año un digno sucesor de E•MO•TION, sí que es cierto que Dedicated cuenta con algún que otro tropiezo, que lo desluce. Por suerte, este 2019 nos ha dado otro trabajo con el que quitarnos esa espina y disfrutar del synthpop: Ruido de La Prohibida.
Presentado por la canción homónima y su espectacular videoclip, más que de synthpop, Ruido es un soberbio álbum de medios tiempos de synthwave y horrorsynth, salpicados, en ocasiones, de italo disco, Hi-NRG y techno.
Para su composición, La Prohibida ha trabajado con les productores Italoconnection (Fred Ventura y Paolo Gozzetti) y con les autores Pier Giorgio Pardo, Víctor Algora, Benelux, Loud, Benelux y Canut y Diego Palazzo.
Absolutamente todos los cortes del disco son un acierto, gracias a una cuidada producción, que equilibra la voz y los instrumentales en atmósferas envolventes, frías y magnéticas, como la arquitectura Brutalista de los clips para Ruido y Bouvet (dueto con Víctor Algora) y del libreto o imágenes promocionales del álbum.
Estas últimas nos llevan a la Estación de Autobuses de Casar de Cáceres (2003, de Justo García Rubio) y al parking Double Helix de la localidad francesa de Noisy Le Grand (años 70, de Ludovic Maillard).
Como es habitual, La Prohibida incluye en Ruido diferentes referencias al espacio, acompañadas por unas letras crípticas, que en este caso pueden vincularse con el ecologismo, el desamor, la soledad, el peso del pasado o el amor vinculado con el enfrentamiento entre Alemania y Dinamarca (por el estado germánico de Schleswig-holstein).
Además, al igual que en sus anterior discos, La Prohibida canta en diferentes idiomas. En el caso de Ruido, ellos son español, italiano (la artista vivió muchos años en Italia) y alemán.
Todas las canciones de Ruido son, como decíamos, un acierto, pero si tenemos que destacar las mejores, nos quedamos con Galaxia Desierta, Bouvet, Ruido, Schleswig-holstein, Basura Espacial, Il Compromesso, Mariposa Negra y Cemento y Hormigón.
She Is Coming de Miley Cyrus
En 2017, Miley Cyrus sorprendía al mundo con Younger Now, un trabajo de estética country en el que volvía a abordar este género musical (sin perder de vista el pop), alejado de la experimentación de Miley Cyrus & Her Dead Petz (2015) y de las polémicas de Bangerz (2013).
De esta manera, la cantante de género fluido arrancaba un nuevo ciclo en su carrera tras 8 años de búsqueda de sí misma a través del sexo, las drogas y un constante deseo de quedar desvinculada de su pasado como Hannah Montana y estrella Disney.
Por tanto, Younger Now podía entenderse como el final de una catarsis en la que Cyrus había descubierto quién era y hacia dónde quería dirigir su carrera musical.
Sin embargo, este brusco cambio de estilo no convenció a les fans de Bangerz y tampoco a les de sus trabajos pre-Can’t Be Tamed (2010) y Younger Now es su álbum menos exitoso.
Pasado un año de esta decepción, Miley Cyrus iniciaba su regreso a los escenarios y, también, al éxito comercial con Nothing Breaks Like a Heart, una bailable y elegante colaboración disco-country-pop con Mark Ronson, que llegaba hasta el número 2 en Reino Unido.
Ya en febrero de 2019, declaraba a Vanity Fair que el sucesor de Younger Now llegaría este año y que contendría los diferentes géneros musicales abordados en toda su discografía.
She Is Miley Cyrus: un trabajo a-género dividido en 3 partes
Mediante una jugada similar a la de Cuatro Estaciones de Presumido o a la de Body Talk (2010) de Robyn, el 7º álbum de Miley Cyrus se publica como 3 EPs independientes (She Is Coming, el 31 de mayo; She Is Here, el 15 de agosto, y She Is Everything, el 30 de octubre).
El hilo conductor de los mismos es el pronombre She, que para Cyrus no significa exactamente ella como mujer, sino ella como el pronombre para definirse a elle misme de la mejor manera.
Por eso, She Is Coming de Miley Cyrus es un trabajo concebido sin etiquetas, es decir, como un fluir de los diferentes estilos vinculables con Cyrus sin que ninguno llegue a definir del todo a la artista hasta que no pasan por el poder simbólico de la palabra She.
Diferencias entre los directos de She Is Coming de Miley Cyrus y el EP en sí
Decía Miley Cyrus hace casi una década, durante la era Can’t Be Tamed, que sus discos eran de pop y que dejaba los toques rock para el directo. Era cierto y esa dicotomía le permitía grabar bombazos dance pop/electropop como Liberty Walk, Permanent December o Who Owns My Heart y, al mismo tiempo, actuar en Rock in Rio sin desentonar lo más mínimo.
Pues bien, han pasado los años, pero Cyrus se ha mantenido fiel a su gusto por los toques rock. Sin embargo, esta vez, al carecer su anunciado nuevo álbum de un género concreto, sí parecía posible que She Is Coming de Miley Cyrus le llevara hacia los derroteros rock con los que defendía en directo Mother’s Daughter, D.R.E.A.M. y Cattitude.
¡Sorpresa!, no, She Is Coming de Miley Cyrus casi no tiene nada remotamente rock en su versión de estudio (a excepción de D.R.E.A.M.). En su lugar, cuenta con mucho hip hop, trap, pop y, eso sí, ecos country.
Mother’s Daughter, el Baloncesto de She Is Coming de Miley Cyrus
El proyecto She Is Miley Cyrus, en principio y salvo cambios de última hora, tendrá 18 canciones, 6 por cada EP. En She Is Coming, llevan por nombre Mother’s Daughter (primer sencillo), Unholy, D.R.E.A.M., Cattitude, Party At The Street y The Most.
Al igual que sucedía con God Control de Madame X de Madonna, las primeras escuchas de She Is Coming de Miley Cyrus se quedan atascadas en la fantástica Mother’s Daughter.
Como en el caso de la Reina del Pop, este tema es seguido por otro de calidad (Unholy en She Is Coming de Miley Cyrus y Future en Madame X), pero claramente inferior. El problema en este EP es que ocurre lo mismo con el resto de los cortes.
En efecto, la fuerza de Mother’s Daughter es tal que eclipsa por completo las correctas, pero discretas Unholy (trap) y D.R.E.A.M. (r&b y soft rock de aires tropicales junto a Ghostface Killah).
Aunque tampoco alcanza el nivel del primer sencillo, la segunda mitad de She Is Coming de Miley Cyrus sí contiene 2 composiciones casi a la altura de Mother’s Daughter: la árida Cattitude (junto a RuPaul) y la balada pop de reminiscencias country que es The Most.
Esta última empieza tan sosegada como la anterior y tropical Party Up The Streets (junto a Mike Will Made It y Swae Lee), pero conforme avanza, al seguir las directrices clásicas de una composición pop, incluye juegos vocales y cambios de tempo, que la dotan de mayor presencia que a Unholy, D.R.E.A.M. (drugs rule everything around me) y Party Up The Streets.
¿De qué trata She Is Coming?
Por último, queda hablar de las letras de She Is Coming de Miley Cyrus. De nuevo, también en el plano lírico, Mother’s Daughter es el tema más ambicioso del trabajo y trata sobre la libertad de ser une misme, del apoyo que siempre ha recibido de su madre en este sentido y de que no le toquen el “cyrus” con su libertad.
Debido a la identidad queer de Miley Cyrus, el primer sencillo de She Is Coming funciona como un empoderador himno tanto feminista como LGTBIQ. También es de corte feminista la oda a la vagina de Cyrus y la habilidad para el sexo oral de RuPaul en Cattitude.
Tanto Unholy como D.R.E.A.M tratan sobre el consumo de drogas, algo que Miley Cyrus nunca ha ocultado, y, para terminar, la relación con su marido se deja entrever en The Most, donde la artista se cuestiona el motivo por el que siente que hace daño a Hemsworth.
El Desarraigo de Alan Neil
Hacía ya bastante tiempo que habían pasado las 10 de la noche del sábado 6 de julio, día de la manifestación del Orgullo LGTBIQ 2019 de Madrid.
Por el escenario estuvieron diferentes Mayores Sin Armarios, asociaciones… y, de repente, una voz presentaba a un artista venido del futuro (siglo XXIII) para salvar el mundo con su música: Alan Neil.
A partir de ahí, un potente techno de querencia flamenca, que nos encantó, se hizo con la plaza de Colón.
Tras unos 10 minutos de actuación, Neil se despedía del público, no sin antes recordar su nombre y el de su disco debut, El Desarraigo, un trabajo de música queer.
¿Quién es Alan Neil?
Gay visible y de género neutro, Alan Neil compone, canta, produce y, además, forma parte del equipo de redacción del magazine LGTBIQ+ MAGCEDONIA. Como Miley Cyrus y un sinfín de artistas, Neil lleva desde la infancia en los escenarios.
De su primera etapa artística, en el cante jondo, queda el aire arábico-flamenco de su música actual y una gran admiración por las folclóricas. En cambio, de su juventud más reciente (tiene 25 años), una intensa pasión por la electrónica, en general, y de Robyn, Tino Casal, Röyksopp, Björk, la Ruta del Bakalao o SOPHIE, en particular.
El Desarraigo, un álbum sobre personas despojadas de sus raíces
A finales de agosto del año pasado, daba comienzo la era El Desarraigo con la publicación de No Creo En El Amor, un fantástico corte de techno, house y ecos rumberos que, tras escucharlo en directo, incluimos en nuestra lista de los mejores temas bailables de 2018.
Las decepciones amorosas nos dejan en una tierra de nadie emocional, un estado de desarraigo. Esta es una de las razones de que el primer álbum de Alan Neil se haya construido en torno al concepto del desamparo, pero no la única.
De hecho, las 8 canciones que lo conforman discurren por diferentes realidades y sentires, cuyo nexo es el profundo desencanto y desconexión que siente la juventud actual, sobre todo, la perteneciente al colectivo LGTBIQ.
‘El Desarraigo’ lo compuse en un momento realmente jodido, por el paro crónico, la homofobia sufrida en el entorno familiar y el recuerdo de bulos y situaciones de acoso. Pero, haciendo balance, hacer esto, incluso por curarme, ha servido de algo… https://t.co/WXFTlxG5bB
— ALAN NEIL (@ALANNEILWM) 10 de julio de 2019
Así, si No Creo En El Amor aborda un desengaño amoroso, la enorme Apátridas (techno, house y dance) se centra en la generación olvidada, la que se incorpora al mercado laboral leyendo declaraciones como “la gente criada a finales de los 80 y en los 90 no va a llegar al nivel de bienestar que la de sus padres”. Todo por una crisis que hemos pagado les más débiles.
También, según palabras de Alan Neil, trata sobre un país que no avanza, por lo que Apátridas puede abarcar otros temas, como el imparable descenso de posiciones de España como país LGTBIQfriendly o la alargada sombra de las ideas de la dictadura en diversos partidos políticos.
Tras la afilada, sexual, industrial y aflamencada Azote, llega una de las piezas cumbre de El Desarraigo de Alan Neil. Se trata de Transhumanismo, que sin perder de vista la influencia flamenca (fandango, en este caso), presenta una producción electrónica que la acerca al trabajo de Arca (productore en Vunicultura y Utopia de Björk).
Como recogía La Ganzúa, Transhumanismo está dedicada al colectivo LGTBIQ y a la lucha de activistas históriques, que nos ha llevado, pese a todo lo que queda por conquistar, a la mejor época de la historia para no ser heteronormativo.
Tras ella, aunque en un nivel más rebajado (sucedía algo parecido en Azote), aún se siente la influencia Arca-Björk en Padre, que puede interpretarse como una canción de soledad en el ámbito familiar.
A continuación, suena El Señor, un desgarrador medio tiempo de technopop de ecos horrorsynth en el que Alan Neil realiza una profunda crítica de la represión de la Iglesia Católica al colectivo LGTBIQ, además de expresar lo desvalides que se sienten muches creyentes al vivir la exclusión en primera persona.
Además de su gusto por el cante jondo y la electrónica, en su primera juventud, Neil adoraba el rock alternativo. Esto se hace notar en la ambiciosa Astrosideral, que fusiona guitarras eléctricas con un pesado sonido industrial, que recuerda tanto a Arca como a Marilyn Manson.
Por último. El Desarraigo de Alan Neil llega a su fin, por todo lo alto, con la canción que le da título, un oscuro corte que integra technopop, technorumba y tech house.
Africa Speaks de Santana & Buika
Quienes siguen la carrera de la cantante mallorquina, de origen guineano, Buika (bisexual visible), saben que su música es inconfundible. Ritmos soul, blues, afro-beat y jazz convergen y se elevan a una nueva dimensión, gracias a su privilegiada y desagarrada voz aflamencada.
Otre artista de sello único y distintivo es Santana, cuya banda homónima lleva desde los 60 fusionando rock con géneros musicales latinos.
Por eso, cuando se anunció este disco colaborativo, Africa Speaks despertó mucho interés y, al mismo tiempo, miedo a que el resultado se pareciera más a un choque de trenes que a la integración de los distintos puntos de vista de 2 marcadas personalidades de la industria.
Pues bien, este miedo se confirma al escuchar este álbum, pero solo en las 2 pistas iniciales (Africa Speaks y Batonga), así como en Blue Skies (en la que también participa Laura Mvula). Estas 3 parecen una competición para mostrar quién tiene más talento, lo que genera canciones atronadoras.
En general, “la culpa” de ello es de Santana, cuyos característicos guitarrazos restan mucho más de lo que suman en las mencionadas composiciones. De hecho, en Blue Skies, todo va bien hasta que, de pronto, Santana hace de las suyas.
Salvo por Blue Skies, Africa Speaks y Batonga, la tónica general de este disco es bien distinta, ya que el equilibrio entre los sonidos jazz, bossa nova, funky, blues, flamenco y unas más discretas guitarras eléctricas dan como resultado las redondas Oye Este Mi Canto, Yo Me Lo Merezco, Paraísos Quemados, Breaking Down the Door, Los Invisibles, Luna Hechicera y Candombe Cumbele.
Interpretados en español, inglés y lenguas africanas, muchos de los temas de Africa Speaks han sido grabados en una única toma, lo que provoca que suenen casi como si los escucháramos en directo. Además, en todos, ha participado en la composición Buika.
Por último, cabe destacar que el continente africano no solo aparece en ritmos y título del trabajo, sino también en las letras. De esta manera, no faltan aquellas que recuerdan que África es la cuna de la civilización, que allí se pasa hambre, que existe violencia machista, pero que también, queda espacio para una forma de entender la vida en positivo, gracias a mensajes motivadores y al poder del amor.
En este sentido, en una de las canciones, se visibiliza una historia de amor-desamor entre 2 mujeres.
Clarity de Kim Petras
Después de lanzar, entre 2017 y 2018, hasta 9 sencillos (el mejor, Heart To Break) y el magnífico EP para Halloween Turn Off the Light, Vol. 1, la posibilidad de encontrarnos ante una nueva popstar europea en la estela de Tove Lo se desvanecía con los 9 adelantos de Clarity, que Kim Petras ha publicado este año.
Y no es que el cambio de estilo, del synthpop-electropop-disco-synthwave-horrorsynth al r&b-trap pillara por sorpresa, que también, sino que la calidad y originalidad de la mayoría de los temas caía en picado, respecto al citado EP o a I Don’t Want It at All.
De los 9 cortes que han precedido el lanzamiento del debut de Petras, 4 forman parte del grupo de la corrección intrascendente (Clarity, Got My Number, Broken y Another One, entre el r&b, el pop minimalista, el hip hop y el trap, de clara inspiración arianagrandesca).
Los 5 restantes, salvo All I Do Is Cry (r&b y trap), presentan una mayor intención pop que las favorece enormemente. En Blow It All, Kim Petras incluye folk; en Do Me, synthpop y bubblegum pop; en la bailable y kylieminoguesca Sweet Spot, dance y, en Personal Hell, ecos de la Britney Spears de Blackout, como ya hizo en Boo Bitch! de Turn Off the Light, Vol. 1.
Al margen de los adelantos, se encuentran Icy, Shinin’ y Meet the Parents. Las 2 últimas pueden incluirse en el grupo de las canciones correctas, pero olvidables.
En cambio, Icy resume en poco más de 3 minutos toda la esencia de Clarity, de la mejor manera posible. Integra, con gran habilidad, pop melancólico con una base r&b/hip hop, bañada en una voz autotuneada al más puro estilo de les artistas de trap.
Por ello, Icy se convierte en la mejor presentación (es el primer sencillo oficial) de un trabajo con más oscuros que claros, que, eso sí, evidencia 3 cosas: Kim Petras quiere crecer como artista, se mantiene fiel al sonido ochentero de sus inicios y va a llevar su carrera por lugares diferentes a los que se presumían en 2017 y 2018.
Respecto a las letras de Clarity, en ellas, Kim Petras (mujer trans visible) concede mucha importancia a los mensajes motivacionales (Shinin’, Clarity y Blow It All), así como a los sexuales (Got My Number, Sweet Spot y Do Me), sin olvidarse del desamor (Icy y All I Do Is Cry), el amor (Personal Hell) el despecho (Broken), los rollletes (Meet The Parents) o la dependencia emocional (Another One).